El colombiano Juan Manuel Vélez recorre Latinoamérica en moto desde hace tres meses para promover el apadrinamiento de niños sin recursos y mostrar cómo viven las comunidades pobres donde no hay intervención de organizaciones humanitarias.
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Vélez, que trabaja como director de negocios en una multinacional rusa, explicó a Efe en su paso por Perú que el objetivo de la ruta es conseguir un dólar por cada kilómetro recorrido.
Después de trabajar como voluntario con huérfanos de guerra en África, el colombiano se dio cuenta de que lo suyo era la filantropía y ahora colabora con la organización Mission 500, que a su vez trabaja con la ONG World Vision, centrada principalmente en la ayuda infantil.
«Mi intención es relatar con mi cámara cómo viven las comunidades donde hay intervención de organizaciones humanitarias como World Vision y comparar donde no», señaló.
Vélez visita a las empresas con las que su compañía hace negocios, busca donantes, patrocinio para los niños y todo lo recaudado lo canaliza a través de la ONG para la que colabora.
El viaje, documentado en sus perfiles en redes sociales, comenzó en México en noviembre y tras haber recorrido 14 países, Vélez espera concluirlo en Argentina a principios de marzo.
Aunque el propósito inicial era concluir en Colombia con 6.500 kilómetros, la aventura terminará con cerca de 25.000 y el trotamundos espera recaudar 25.000 dólares (hasta el momento lleva 14.000).
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En los compartimentos de su moto, Vélez refleja sus dos facetas, la de ejecutivo, con una maleta llena de equipo de trabajo y un par de camisas elegantes, y la de aventurero, con siete camisetas, las herramientas por si la moto sufre algún problema y la protección contra la lluvia.
El motociclista recordó el «invierno terrible» del norte de Guatemala y afirmó que, hasta el momento, la parte más difícil de la travesía fue cuando tuvo que cruzar el «tapón del Darién», un territorio inhóspito y salvaje que hace de frontera natural entre Panamá y Colombia.
Aunque el camino más largo no es quizá el que se hace en moto, sino el que viven las comunidades «que están completamente en el olvido».
«Somos incrédulos ante la participación de las ONG en los sitios pero yo he conocido las diferencias entre las comunidades donde trabajan las organizaciones y en las que no lo hacen por falta de recursos», apuntó.
Vélez, solitario por naturaleza, sentía «una carencia espiritual» y por eso viajar en moto por su cuenta se ha vuelto «un estilo de vida».
«Las experiencias me relatan que los niños están ajenos a muchas cosas que los adultos percibimos como malditas, y simplemente con tener acceso a compañía y alimento, son felices», aseguró.
Afincado en México, aunque con sus pertenencias guardadas en un garaje, Velez viajará a Europa por trabajo después de terminar su recorrido en Argentina y posteriormente preparará un documental con tintes de aventura sobre su gran travesía.
Las «realidades complicadas» de América Latina hacen reflexionar a este ejecutivo, que piensa que si en cada empresa que visita «alguien se anima a hacer algo, el objetivo estará cumplido».
JPP/Publimetro
