El jefe negociador del Gobierno colombiano en los diálogos con las FARC, Humberto de la Calle, y el alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, expusieron hoy en el Hay Festival de Cartagena las oportunidades que surgirán cuando termine el conflicto armado.
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«Hay una oportunidad de transformación», aseguró De la Calle en un debate en el que los negociadores explicaron en detalle el estado actual del proceso de paz, que ya ha completado cuatro de los cinco punto de la agenda y encara su recta final para ser concluido con éxito a más tardar el próximo 23 de marzo.
Ante la cercanía de la fecha, tanto De la Calle como Jaramillo se enfocaron en lo que vendrá tras el acuerdo definitivo, que, dijeron, no bastará por sí solo para lograr la construcción de la paz, tarea que requerirá la contribución de todos los colombianos.
«El reto mayor ahora es entender que ese desarme de las FARC es condición necesaria para terminar el conflicto pero no suficiente. Estamos ante una verdadera transición que nos pone ante unos retos no enfrentados hasta ahora», comentó Jaramillo.
Esos retos, que aseguraron que constituyen oportunidades de cambio en el país, son los acuerdos alcanzados hasta la fecha, que incluyen importantes reformas para el campo colombiano, la erradicación de cultivos ilícitos o la participación política de los guerrilleros desmovilizados, entre otras cuestiones.
Todos estos pactos, destacaron, ayudarán a «llevar la institucionalidad a los territorios» y acabar así con un aislamiento que favorecía la violencia, además de impulsar el progreso de los colombianos que habitan en estas zonas.
«Son retos que podemos asumir», afirmó De la Calle, que también destacó como futuros beneficios el aumento del turismo que se espera en el posconflicto o un incremento de la producción agraria.
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El jefe negociador abogó además por combatir la corrupción local, un aspecto «estratégico» que en el posconflicto tendrá más oportunidades de ser enfrentado.
«Son inmensos los cambios que podemos tener con la paz. La política se va a abrir. La gente podrá empoderarse. (…) Eso va expulsando formas de ilegalidad», dijo por su parte Jaramillo, que invitó a la sociedad a reflexionar sobre cómo construir a nivel individual la paz.
A juicio de De la Calle, el país «ya no está ante la posibilidad de una paz chiquita», sino que el acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) es la «oportunidad de una paz grande, con más inclusión, más equidad y protección del medio ambiente».