Con el brutal asesinato de cuatro menores en Florencia, Colombia ha volteado su mirada, una vez más, hacia las condiciones que perjudican el bienestar de los niños. Entre otras, preocupa la desnutrición crónica que persiste en Colombia, «en particular entre los niños indígenas y afrocolombianos», concluyó el Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (CRC), al revisar en el mes de enero los avances del país.
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Se registraron casi 300 decesos de menores en 2014, según el director del Instituto Nacional de Salud, Fernando De la Hoz. «Entre cuatro y cinco niños muertos por semana», agregó De la Hoz.
Además, hasta noviembre del año pasado, 109 niños murieron en la Costa Atlántica -lo que representa un 45%- y 88 de los casos correspondían a menores de la población indígena, es decir un 37% del total, según informó el Instituto. Lo que ratifica que los más afectados son los menores afro e indígenas.
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El gobierno de Colombia asistió el pasado 20 y 21 de enero a rendir cuentas ante CRC para lo que profirió un documento en el que se especificaban las estrategias que se han seguido desde el 2010 para suplir los problemas desnutrición en el país.
El documento plantea como estrategia para prevenir la desnutrición infantil «la promoción, protección y apoyo a la lactancia materna temprana, capacitación a las madres y mantenimiento del plan de alimentación y nutrición». Así como la estrategia del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, que «pretende garantizar que la población colombiana disponga, acceda y consuma alimentos de manera permanente y oportuna, en suficiente cantidad, variedad, calidad e inocuidad».
Sin embargo, cabe la pregunta de cuáles son las estrategias allí y sí en realidad están funcionando, puesto que según el documento oficial, en 2010 los departamentos con mayores problemas de desnutrición eran: Amazonas con un 31,5%, Vaupés con 29,3% y Cauca con 22,3%.
Pero, en 2014 un «mapa sobre la desnutrición infantil», publicado por El Tiempo, revelaba que Vaupés tenía un 34,7% y La Guajira un 27,9%. Cifras que dejan ver, que el problema ha aumentado en algunos departamentos en vez de disminuir.
En el informe oficial presentado se habla de garantizar «suficiente cantidad y variedad de alimentos», pero eso no parece una estrategia sino una misión que debe seguir el gobierno. Pues cómo llegarán estos a las poblaciones rurales que son más afectadas y la vez las más distanciadas.
En este tema, quizá el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) «salva un poco la patria», pues sus directivas aseguran que se han creado desde el año 2007 Los Centros de Recuperación Nutricional para la Primera Infancia, esto como respuesta a la emergencia en el departamento de Chocó en donde se presentaron 12 muertes de niños y niñas por desnutrición. El ICBF tomó como modelo de atención el planteado por la Organización Mundial de la Salud – OM.
Según el ICBF en los Centros se brinda atención «nutricional, médica, psicosocial y acciones de educación a través de dos fases de cuidado», con el fin de evitar muertes por desnutrición y contribuir a mejorar la situación nutricional de la población infantil y la calidad de vida de sus familias.
La primera fase, que se realiza en la infraestructura del Centro de Recuperación Nutricional, se basa en atención inmediata y dura alrededor de un mes. Mientras la segunda fase, se emplea para mantener el estad nutricional recuperado, por lo que durante 4 meses un equipo del ICBF supervisa el medio familiar.
Aunque en estos Centros se habla de dar una atención a las personas según su étnia y creencias, no se tienen estrategías específicas que muestren mayor preocupación por los niños que más se ven afectados por el problema de desnutrición.
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