A Piñuña Negro, una inspección de Puerto Leguízamo (Putumayo), ubicada en la frontera con Ecuador, solo se puede llegar en lancha seis horas después de partir de la cabecera municipal.
Los niños de las 14 veredas del lugar, en las que viven cerca de 2300 colombianos, gastaban cuatro horas por la mañana y cuatro más por la tarde para poder asistir al colegio.
Muchos de ellos se abstenían de hacerlo, aunque más que por la larga travesía, debido al temor de sus padres con los grupos armados de la zona y las minas que han instalado en algunos tramos de la trocha que debían recorrer los pequeños.
Luis Daniel tiene 7 años y cuando grande quiere ser doctor para ayudar a su mamá. Confiesa sin pena que no sabe lo que es una ministra, pero le agradece a una la construcción del internado en el colegio de la zona. María Ángela Holguín, la jefa de la cartera de Relaciones Exteriores, esta detrás de esa posibilidad.
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Desde ese ministerio, en el marco del Plan Fronteras, se desarrolló la construcción de dormitorios escolares para que Luis Daniel y cien niños más de ese punto perdido del país, en donde la violencia es el pan de cada día, puedan disfrutar su educación de manera diferente.
A la reciente inauguración del internado asistió la canciller Holguín, en compañía de su homólogo Juan Carlos Pinzón, del Ministerio de Defensa. Es la primera vez en la historia que altos funcionarios del Gobierno visitan esta zona marcada por las grandes dificultades en materia de orden público.
“Mientras no mejoremos la calidad de vida de nuestra gente en las fronteras, difícilmente vamos a tener paz”, expresó la ministra Holguín al argumentar sobre la existencia del Plan Fronteras, que nació en el año 2010.
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