Colombia

La detención del exdiputado Sigifredo López mantiene atónita a Colombia

Bogotá, 26 may (EFE).- Diez días después de la detención del exdiputado Sigifredo López por supuestamente urdir su secuestro y el de once compañeros que murieron después a manos de las FARC, Colombia sigue atónita por lo que considera uno de los capítulos más insólitos del conflicto que vive este país.

López, único superviviente de entre once diputados asesinados por las FARC durante el cautiverio, fue detenido el 16 de mayo acusado de participar en 2002 en su propio secuestro y el de sus compañeros en la Asamblea del Valle del Cauca, cuya capital es Cali.

La paradoja es que López, de 49 años, pasó siete años secuestrado, hasta que fue liberado en 2009 y contó que sobrevivió a aquella matanza porque en ese momento los guerrilleros le habían trasladado a otro lugar y separado del resto de exdiputados.

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Encarcelado e investigado ahora por los delitos de rebelión, perfidia, toma de rehenes y homicidio, ya que en la toma a la Asamblea murió un policía, este abogado especializado en Criminología es hoy el centro de un gran debate en Colombia porque nadie sabe por quien tomar partido, si por él o por la Justicia.

La Fiscalía ordenó su detención con una prueba que considera «contundente»: un vídeo en el que aparece una persona que detalla sobre un plano dibujado y con letra clara los distintos accesos, oficinas, escaleras y puertas de la sede de la Asamblea del Valle del Cauca, grabado antes del secuestro.

El ente acusador apunta a que esa persona es Sigifredo López tras someter el vídeo a una investigación de voz y fisonomía, pese a que a la persona del vídeo sólo se la puede ver por un instante.

Parte de esa cinta ha sido reproducida por la televisión colombiana y en ella se aprecia de forma confusa a un hombre con rasgos similares a los del exdiputado.

La defensa del exsecuestrado consideró «muy débiles» las pruebas y pidió la colaboración del FBI para que se cotejen las voces, a lo que el viernes accedió el fiscal general, Eduardo Montealegre, quien anunció que solicitará la cooperación de la Agencia Federal de Investigaciones de Estados Unidos.

El letrado Alonso Cruz, uno de los abogados del detenido, consideró «acertada» la decisión y confesó a Efe que ahora el equipo defensor siente «que sí hay garantías», al insistir en que ni la voz ni la letra que aparece en los planos «son de Sigifredo como quieren hacer creer».

«La Fiscalía ha cometido un error gravísimo» con las imputaciones y su detención, apuntó el abogado.

Sus abogados no son los únicos que defienden a López, ya que esta semana habló uno de los guerrilleros que entonces dirigieron el secuestro y después se desmovilizó.

Se trata de Gustavo Arbeláez Cardona, alias «Santiago», quien aseguró ante un fiscal de Derechos Humanos que el hombre que aparece en el vídeo no es López sino Milton Sierra Gómez, alias «JJ», un excomandante guerrillero fallecido en un operativo militar.

La propia Dirección de Investigación Criminal (DIJIN) de la Policía Nacional reconoció el viernes que no se podría afirmar que la persona que aparece en las imágenes es el exdiputado.

Así las cosas, de comprobarse que López fue uno de los cerebros del secuestro de sus compañeros y responsable por ello de su muerte sería, según la última edición de la revista Semana, «una historia judicial sin parangón con ninguna otra ocurrida en Colombia».

Pero si se tratase de un error en la investigación, la Justicia colombiana y su nuevo fiscal general, Eduardo Montealegre, estarían ante una situación muy difícil.

¿Cómo un hombre puede autosecuestrarse, aislarse de su familia siete años, vivir tantos padecimientos en la jungla, donde perdió peso, salud y varios dientes de forma voluntaria?.

Esta es la pregunta que los medios de comunicación se hacen en Colombia y también los familiares de los legisladores muertos, algunos de los cuales no pueden creer que López haya sido culpable de la fatal suerte de sus allegados.

La viuda del diputado Carlos Charry, Gabby Sánchez, afirmó a la prensa que esta noticia la dejó «sin palabras» y dijo no creer en la acusación: «Si lo capturaron debe haber una razón, pero creo en su inocencia», manifestó.

El resto de familiares de los exdiputados asesinados mantienen silencio a la espera del desenlace de una historia en la que la realidad superó con creces la ficción.

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