Colombia

Los últimos policías y militares secuestrados en Colombia son liberados por las FARC

Villavicencio (Colombia), 2 abr (EFE).- Las FARC liberaron hoy a los últimos diez policías y militares que tenía secuestrados, en una jornada de gran emoción por el reencuentro de estos hombres con sus familias después de más de trece años cautivos, liberación que al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, le pareció insuficiente.

Tras meses de preparativos, bajo la coordinación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la mediación del colectivo Colombianas y Colombianos por la Paz (CCP), liderado por la exsenadora Piedad Córdoba, una misión humanitaria recogió en un lugar desconocido de la selva, entre los departamentos sureños del Meta y Guaviare, a los diez uniformados.

Una misión exitosa y con sorpresas, ya que estaba previsto que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) entregaran hoy sólo a un grupo de secuestrados y el miércoles al resto.

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Los cambios se dieron sobre la marcha durante una jornada que amaneció lluviosa en Villavicencio, en el aeropuerto base desde donde partió la misión con dos horas de retraso a causa del mal tiempo, pero que se desarrolló de forma impecable.

«Los diez secuestrados han sido liberados y se dirigen a Villavicencio», decía a Efe el español Jordi Raich, el delegado del CICR a las 16.30 hora local (21.30 GMT), cinco horas después de que el helicóptero con la misión humanitaria partiera de Villavicencio.

Sólo 50 minutos después llegaban al aeropuerto de La Vanguardia de Villavicencio, donde la portavoz del CICR, María Cristina Rivero, manifestaba, en nombre de esa institución, su alegría «por el éxito de esta operación que permitió en un solo día la reunión de 10 familias que estuvieron esperando por tantos años».

Allí descendieron del aparato los diez policías y militares, con ropas limpias, afeitados y con aparente buen estado de salud, emocionados por la vuelta a la libertad.

Uno de ellos, el policía Wilson Rojas Medina, el más joven de todos con 36 años, llevaba consigo un pecarí como mascota, posiblemente el animal que le acompañó durante su cautiverio.

Los demás liberados son los también policías Carlos José Duarte, César Augusto Lasso Monsalve, Jorge Trujillo Solarte, Jorge Humberto Romero y José Libardo Forero; así como los militares Luis Alfonso Beltrán Franco, Luis Arturo Arcia, Robinson Salcedo Guarín y Luis Alfredo Moreno Chagüeza.

Todos fueron secuestrados entre 1998 y 1999 en distintas tomas guerrilleras a puestos policiales o bases militares en zonas aisladas de Colombia, en tiempos en los que las FARC dominaban una buena parte del territorio nacional.

Tras el desenlace, el presidente de Colombia celebró la noticia, agradeció su apoyo a las partes involucradas en el operativo, pero advirtió de que este gesto no es suficiente, al recordar que siguen cautivos cientos de colombianos civiles.

«Es un gesto que valoramos en toda su dimensión, es un paso importante, es un paso en la dirección correcta, un paso muy importante, pero como dijimos cuando se hizo el anuncio oficial, que espero que cumplan, no es suficiente», afirmó Santos en un mensaje televisado a la nación.

El presidente aplaudió «los compromisos de las FARC de no volver a secuestrar», en alusión al anuncio que hizo la guerrilla el pasado 26 de febrero, pero «eso no basta, hay que liberar a los secuestrados civiles y hay que dar cuenta a sus familias de cada uno de ellos», agregó.

Y es que, según la Fundación País Libre, una organización no gubernamental que registra los casos de secuestro en Colombia, en este país quedan más de 400 civiles privados de libertad por grupos armados ilegales.

Santos adelantó que el Gobierno proseguirá con su política de «enfrentar a los violentos, con toda la fuerza, con toda la efectividad» y también que el conflicto colombiano es un asunto interno que se resolverá entre colombianos.

Por su lado, la exsenadora Piedad Córdoba celebró con euforia el éxito de la misión humanitaria y el proceso de liberaciones que se inició en 2009 por iniciativa unilateral de las FARC a raíz de un intercambio epistolar con el CCP.

Asimismo, pidió al Gobierno que permita al CCP visitar a los guerrilleros presos en las cárceles, algo que el Gobierno se lo denegó hace algunas semanas.

«Tengo que insistir en los compromisos que tenemos para que el Gobierno nacional autorice la entrada nuestra en las cárceles para que se aplique el derecho internacional humanitario, para que se respete el debido proceso», indicó Córdoba.

La exsenadora dejó claro que hoy las FARC cumplieron con su compromiso.

Sin embargo, dijo Córdoba, la misión humanitaria que recogió a los diez secuestrados tuvo que esperar unas cuatro horas a que llegara la guerrilla al punto acordado, pero se encontró con la sorpresa de que los rebeldes les entregaron a todos los cautivos, y no a la mitad como se había dispuesto.

Asimismo, Córdoba destacó la «solidaridad» de la gente del pueblo, que a pesar de «su falta de recursos» trató de consolar la ansiedad de la espera de la misión invitándoles a comer un sancocho de gallina (guiso típico).

Los colombianos liberados fueron trasladados a Bogotá en donde fueron recibidos por médicos que los sometieron a revisiones médicas.

Ni en el Hospital Militar, ni en la Clínica de la Policía se entregaron partes médicos de la salud de los exsecuestrados, pero anunciaron que a primera hora de este martes, lo harían.

Bogotá, 2 abr (EFE).- La misión humanitaria que recogió hoy a los últimos diez secuestrados de las FARC tuvo que esperar unas cuatro horas a que llegara la guerrilla al punto acordado, pero se encontró con la sorpresa de que los rebeldes les entregaron a todos los cautivos, y no a la mitad como se había dispuesto.

Así lo reveló en una rueda de prensa la exsenadora colombiana Piedad Córdoba, quien hizo parte de la misión con Olga Amparo Sánchez, integrante del colectivo que lidera, Colombianas y Colombianos por la Paz (CCP), y dos delegados del Comité de la Cruz Roja Internacional (CICR).

Los garantes aterrizaron con el helicóptero brasileño hacia el mediodía en un pequeño caserío llamado Mocuare, en el sureño y selvático departamento colombiano del Guaviare, lindante con el del Meta, recordó la exsenadora.

«La guerrilla, muy impuntual. No había sino dos personas», indicó la exsenadora, al admitir que «hubo momentos muy críticos entre las doce y las cuatro de la tarde porque no sabíamos si venían o no venían» los guerrilleros.

Córdoba destacó la «solidaridad» de la gente del pueblo, que a pesar de «su falta de recursos» trató de consolar la ansiedad de la espera de la misión invitándoles a comer un sancocho de gallina (guiso típico).

Entonces, hacia las 16.00 hora local (21.00 GMT) vieron llegar una «chalupa» (canoa) y, con todo el pueblo, se aproximaron a recibirles, pero se dieron cuenta que a bordo sólo iban una mujer y un hombre de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Decepcionados, regresaron al caserío, y tuvieron que esperar otra media hora para ver una nueva barcaza con doce personas que se aproximaba a la orilla y en la que ya se encontraban los cuatro militares y los seis policías que la guerrilla iba a entregar.

«Llegaron y los abrazamos», recordó Córdoba emocionada antes de destacar que traían «muchas cosas, demasiadas», entre ellas una mascota: el pecarí que cargaba el intendente de la Policía Nacional Wilson Rojas Medina, el benjamín del grupo.

Además, cantaban «Mi pueblo natal», un tema de la banda salsera Grupo Niche que arranca «A lo lejos se ve/ mi pueblo natal/ no veo la santa hora/ de estar allá».

La llegada de los diez últimos rehenes uniformados de las FARC en una sola fase fue una sorpresa para el país, puesto que el protocolo acordado entre las partes establecía que el operativo iba a distribuirse en dos: uno hoy y otra el miércoles.

A esta hora, los diez son examinados en los hospitales del Ejército y de la Policía en Bogotá y han tenido la oportunidad de abrazar y reencontrarse con sus familias después de más de trece años privados de su libertad.

Los liberados son los militares Luis Alfonso Beltrán Franco, Luis Arturo Arcia, Robinson Salcedo Guarín y Luis Alfredo Moreno Chagüeza, y los policías Carlos José Duarte, César Augusto Lasso Monsalve, Jorge Trujillo Solarte, Jorge Humberto Romero, José Libardo Forero y Wilson Rojas Medina, todos ellos secuestrados entre 1998 y 1999.

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