Colombia

En pocas horas, libres

Esperanza. Hoy llegará a Villavicencio el primer grupo de secuestrados que recobrará la libertad

Paola Rojas

Camacho/

paola

.

Recomendados

rojas
@publimetro.co.

Doña Virginia Franco no escatimó esfuerzos en lo que tiene que ver con el recibimiento a su hijo,  el sargento Luis Alfonso Beltrán, a quien desde hace 14 años no tiene entre sus brazos.

La habitación del uniformado, en una humilde vivienda en el barrio Sierra Morena en el sur de Bogotá, está de ‘estrene’. Allí todo es nuevo; desde el tapete de entrada, hasta el colchón y las sábanas de la cama. 

Con esfuerzo doña Virginia logró reunir el dinero para remodelar el cuarto de ‘Alfonsito’, como le dicen en casa desde pequeño. Es que no es para menos, sus padres aseguran que dejar el flagelo del secuestro es como volver a nacer.

“Yo tengo su primera muda lista. Me siento como cuando Alfonsito iba a nacer”, afirmó doña Virginia horas antes de partir en un bus del Ministerio de Defensa hacia la ciudad de Villavicencio, donde llegará hoy el primer grupo de los diez secuestrados liberados por las FARC.

“Estamos muy emocionados. Ya queremos que llegue y se estrene su ropa y vea que por fin tendrá una camita para dormir”, agregó la mamá del sargento Luis Alfonso Beltrán.

La última prueba de supervivencia de Beltrán llegó a manos de su familia hace cuatro años. Allí, según la señora de 70 años de edad, se le veía lúcido, tranquilo y fortalecido espiritualmente. Por esto, ella confía en que los cambios no vayan a ser muchos: “Yo creo que mi hijo sigue siendo el excelente ser humano que era antes de que se lo llevara la guerrilla (…) y quiero volver a oír su risa y sus divertidos comentarios”, dijo.

Como doña Virginia, hoy nueve familias más se unen en torno a una misma causa: la de volver a nacer.

En pocas horas Villavicencio será testigo del regreso a la libertad del último grupo de ‘canjeables’ y con ello, del retorno a la vida de sus familiares, quien también tuvieron el corazón ‘secuestrado’ a la espera de los suyos.

“Uno no sabe qué ha pasado con él, pero está muy acabado, es como si compartiera con la mamá las mismas dolencias, señaló José Romero, padre del intendente Jorge Humberto Romero Romero, secuestrado el 11 de julio de 1999, al recordar las últimas pruebas de vida de su hijo.

Su situación no dista mucho de la de doña Virginia, don José ha debido sobrellevar, no sólo el secuestro del uniformado, sino las dolencias de salud de su esposa, doña Rosa Romero, quien desde la partida de Jorge Humberto fue presa de la enfermedad.

“El video mostraba a un hombre muy delgado, desgastado, triste y con señales de haber sido víctima de alguna enfermedad (…) con el semblante de alguien a quien la selva le consumió por dentro y por fuera”, agregó don José.

Desde su arribo a la capital de Meta, las diez familias se han unido en oración, rogando que el proceso salga sin contratiempos. Nadie sabe quiénes vendrán en el primer grupo, todas las madres quieren que sea su hijo, aunque, como ellas mismas dicen, tantos años de drama las convirtió en una sola familia y “la alegría de una es la alegría de todas”, dijo Gloria Marín, asesora de paz del Meta y esposa del intendente de la Policía Carlos José Duarte, secuestrado en la toma de Puerto Rico, en julio de 1999.

Tal ha sido la unión de estas familias, que cuando las noticias negativas llegaron, todos las sintieron como propias. “Muchos encontraron la muerte en la selva. En esos momentos el duelo y el luto fue para todos”, recordó Gloria Marín.

Justamente para rendir un homenaje a aquellos que no lograron encontrar la libertad y en agradecimiento porque los suyos corrieron una suerte distinta, ayer, tras su llegada a Villavo, las madres de los diez policías y militares se reunieron en la catedral de Nuestra Señora del Carmen. Allí oraron juntas, como desde el primer día lo hicieron.

“No hubo un segundo en que nos olvidáramos de ellos. Este drama está a pocas horas de llegar a su fin y la alegría en incomparable”, dijo la presidenta de Asfamipaz, Marleny Orjuela, quien llegó ayer en la tarde a bordo de uno de los dos helicópteros Cougar 532 UE,  que despegaron Sao Gabriel da Cachoeira, una pequeña población brasileña en la frontera con Colombia.

Hoy, ya con el anhelo de poder tener dentro de pocas horas a los suyos entre sus brazos, todos madrugaron al aeropuerto Vanguardia, donde con pancartas, flores blancas y todo tipo de mensajes alusivos a la vida, esperan a quienes durante más de 14 años vieron pasar sus días atacados a unas cadenas en la selva colombiana.


LAS MUJERES, PARTE FUNDAMENTAL

La felicidad de las diez familias que dentro de pocas horas tendrán entre sus brazos a los últimos uniformados que permanecían en poder de las FARC,  tiene a más de un autor intelectual.

Aunque la cara visible es, por un lado el Gobierno, y por el otro la exsenadora Piedad Córdoba, en realidad hubo muchas más personas que hicieron posible este proceso.  Un grupo de más de un centenar de destacadas mujeres acompañó e impulsó el tema  desde el comienzo. 

Tras una labor casi anónima, largas jornadas de trabajo y bajo el riesgo de ser tildadas de guerrilleras, estas líderes llevan ahora sobre sus hombros la satisfacción de haber llevado a buen término el regreso a casa de la mayoría de los miembros de la Fuerza Pública que desde hace más de 14 años permanecían en la selva.

Este movimiento de Mujeres por la Paz rompió fronteras, y además de haber atrapado el compromiso de importantes colombianas, logró captar la miradas de extranjeras, al nivel de la premio Nobel de Paz Rigoberta Menchú.

“Demostramos que las mujeres del mundo entero estamos comprometidas con la vida y no queremos más la guerra”, dijo Lilia Solano, integrante del Movimiento de Colombianos y Colombianas por la Paz.

En este momento en el país se encuentran líderes mundiales como Elena Poniatowska (escritora mexicana), Mirta Baravalle (Madres de la Plaza de Mayo), para acompañar la liberación. La esposa del expresidente hondureño Manuel Zelaya, Xiomara Castro, y la nieta del revolucionario mexicano Emiliano Zapata, Margarita Zapata, también hacen parte del grupo

“Nosotras tenemos la llave de la paz y por eso, sin importar la nacionalidad, vamos a seguir trabajando sin parar”, agregó Solano.

La idea de reunir destacadas representantes del género comenzó a gestarse hace tres años, cuando la exsenadora Piedad Córdoba, Solano y otro grupo de compañeras iniciaron un recorrido por el extranjero buscando apoyo. “Poco a poco fuimos sumando firmas y vistos buenos. Así se hizo esto realidad”, agregó la politóloga.

Terminadas las liberaciones, su primer objetivo, ahora el grupo de mujeres pretende trabajar por mejorar las condiciones de los guerrilleros presos en las cárceles del país, por lo que desde ya planean iniciar visitas a los centros penitenciarios.

Publimetro
Tags

Lo Último

Lo que debe saber


Te recomendamos