Antes de saltar a la cancha de fútbol, los integrantes del Club Deportivo Santa Inés L.C. hacen un calentamiento que dura dos horas. No se trata del proceso particular en el que se estiran los músculos y se activan las articulaciones. Tampoco consiste en darle vueltas al terreno ni hacer varios tiros al arco. El calentamiento en el que se enfocan estos muchachos es más profundo: tiene que ver con el ser en todas sus dimensiones.
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Gracias al programa ‘Sumar paz, restando violencias’, 22 deportistas del barrio Mariano Ramos y sectores aledaños hicieron parte de un proceso de formación enfocado en la prevención de la violencia y resolución pacífica de conflictos, que lideró la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana. Durante cerca de dos meses, se reunieron los martes y los jueves antes del entrenamiento para generar reflexiones sobre sus actitudes negativas, experiencias de vida, la familia, el autocuidado, la ética y otros ámbitos que, aunque no lo pareciera, se ven reflejados en el desempeño deportivo.
A pocos días de terminar el proceso, Ánderson Díaz está seguro de que los problemas en la cancha se dan porque los jugadores trasladan sus líos personales al terreno de juego. Por eso este futbolista integrante del club, que durante 15 años le ha entregado su vida al balón, reconoce que las actividades de ‘Sumar paz, restando violencia’ le han ayudado a comprender que no debe tener discusiones con su equipo.
“El malgenio lo debe dejar uno afuera de la cancha. Este programa me ha ayudado mucho porque he sacado todo lo malo de mi corazón y de mis pensamientos, me ha llevado a cambiar cosas que nunca había asimilado. No es solo fútbol, también es bueno tener con quien compartir, socializar y contarle las cosas que uno siente. Mi sueño ahora es ser árbitro”, cuenta.
El proceso tuvo el apoyo de una psicóloga que, junto a otros profesionales, diseñó los talleres enfocados a despertar la conciencia desde distintos ámbitos. El martes pasado, por ejemplo, el tema fue el perdón. Después de unos minutos de absoluto silencio y con la guía de la psicóloga, los 22 jóvenes empezaron a debatir sobre la importancia del perdón y los sentimientos que esto generaba. La actividad final consistió en escribir una carta a alguien que quisieran perdonar, en la que explicaran los motivos.
“Algunos de ellos no fueron capaces de escribirla. Otros lloraron. Con estas actividades se generan diferentes tipos de sentimientos y todos son válidos. Ellos mismos manifiestan que ya no son iguales después de este proceso de formación. Le mermaron mucho a la agresividad cuando salen a jugar, están más relajados y más empáticos”, dice Angélica Osorio, psicóloga de ‘Sumar paz, restando violencias’.
Resultados en el arco
Cuando la propuesta llegó al club deportivo, el entrenador Cárlos Álvarez adhirió a ella y quiso ser parte del equipo con sus muchachos. Lo que inicialmente iba a beneficiar solo al grupo de jovencitos entre los 15 y 21 años también resultó de gran ayuda para él, que en ese momento estaba atravesando por una crisis sentimental.
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Y además de todos los cambios que se han visto en las formas de ser de los futbolistas, el programa se ha hecho notar en el arco: después de ser un equipo caracterizado por los empates y las pérdidas, tener una mayor organización y calma les ha permitido mejorar el desempeño y ahora van de primeros en la Copa Telepacífico, torneo organizado por el canal regional.
“Se nota un cambio grande en ellos, ya han bajado la guardia porque antes eran muy explosivos. Ahora piensan, analizan y captan. Gracias a esto han podido ejercer el fútbol que queríamos, entran con más entusiasmo y decisión. Lo mejor es que la buena actitud se contagia, los muchachos del programa se han vuelto motivadores de los que no hicieron parte de él”, comenta Álvarez.
‘Sumar paz, restando violencias’ es una estrategia enmarcada en el programa ‘Medítele a la paz’, que adelanta la administración municipal a través de la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana. En dos años de funcionamiento ha permitido crear una red de más de 800 jóvenes formados en derechos humanos, en resolución pacífica de conflictos, en reconciliación, entre otros.
“Nuestro objetivo es generar acciones concretas de prevención de la vinculación de jóvenes a contextos de violencia en territorios vulnerables. La apuesta es que se constituya una red importante de jóvenes protectores de vida y que cuenten con herramientas para transformar sus realidades violentas a través de la resolución pacífica de conflictos”, explica la secretaria de Paz y Cultura Ciudadana de Cali, Rocío Gutiérrez Celi.
Sucede entonces que después de cada sesión de trabajo con la psicóloga, los jugadores entran a la cancha con una actitud renovada. Jhossuar Martínez, por ejemplo, ha aprendido bien que no debe burlarse de los demás cuando cometen errores porque realmente no sabe qué pueda estar pasando en sus vidas. Ánderson ya tiene claro que debe dejar sus problemas personales afuera del terreno de juego. Y todos, en conjunto, han entendido que con calma, concentración y paz pueden lograr mejores resultados en eso que los apasiona: el fútbol.