Resiliencia. Esa es quizá la palabra favorita de Yeraldín, de Yolanda y de todas las mujeres de Buenaventura que han sido víctimas de la violencia y que ahora hacen parte del ‘Colectivo de mujeres a paso de mangle’, en el que buscan empoderarse para reiniciar su camino. Eso se llama resiliencia. Ellas sí que la saben definir.
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Así como este colectivo, otras 15 organizaciones de Cali, Buenaventura y Quibdó se reunieron esta semana para conocerse y compartir las experiencias de trabajo con su comunidad en el marco del encuentro MingaLab, un laboratorio de innovación social para la paz.
De Cali, por ejemplo, la Asociación Titanio socializó su trabajo de formación artística a niños y niñas de las comunas 13 y 14. Más que enseñarles a bailar o a cantar Hip Hop, con ellos se hace un proceso de formación integral para que entiendan que la violencia no puede ser una opción en sus vidas así vivan en barrios en los que la experimenten a diario.
Carlos Jair Guasá es uno de los líderes de esta iniciativa y lleva casi 13 años acompañando el proceso que ha formado bandas reconocidas ya a nivel nacional e internacional. Y por allá en Quibdó, en el corazón del Pacífico colombiano, otro grupo le hace eco a esta labor por medio de la ciencia.
Su nombre es Corporación Escuela Robótica y su trabajo consiste en que los jóvenes puedan potenciar la creatividad en medio de una vida de carencias. En siete meses han formado a cerca de 50 chicos en la elaboración de robots y esperan que su labor se escale a toda la región. Sin embargo, el logro más importante lo resume uno de sus integrantes: “le estamos robando los jóvenes a la delincuencia”.
Durante toda la semana, los líderes de las diversas organizaciones estuvieron capacitándose y creando lazos de apoyo como parte del 2do. Encuentro Afroinnova, que busca empoderar a la comunidad afrodiaspórica, visibilizarla y generar conexiones estratégicas, y que finaliza esta tarde con el foro gratuito ‘África global, la conexión del poder diaspórico’, a las 2:00 p.m. en el Auditorio Xepia de la Universidad Autónoma de Occidente.
Una de las cosas en las que están de acuerdo todos los representantes de organizaciones afrocolombianas que se reunieron en el encuentro es que la discriminación que han vivido las comunidades negras a lo largo de la historia ha hecho que su autoestima se vea afectada. Y aunque ya no son minoría, a veces sienten que sus voces no son escuchadas.
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El mismo William de Almeida, conferencista de Brasil invitado a compartir su proyecto Afroreggae, confesó que de niño se sentía marginado: “En algún momento de mi vida pensaba que no iba a lograr nada por ser negro. En el colegio fui objeto de burlas porque mi pelo era diferente, porque me peinaba diferente, pero ahora hemos logrado hacer un magnífico trabajo con toda la comunidad negra de las favelas”.
Por eso está seguro de que lo primero en lo que hay que trabajar es en la autoestima para poder generar cambios en el entorno. A esta idea se sumó Iván Laranjeira, líder africano invitado como conferencista, quien se ha convencido de que lo principal es la educación.
“El hombre tiene que formarse en valores y conocer la importancia que tiene la historia en su construcción de identidad. Todos estos elementos contribuyen a que la persona tenga una autoestima mucho más alta y le sea posible realizar cambios en su alrededor. Sin duda, la transformación empieza desde adentro”, aseguró Laranjeira.
Otras iniciativas
Resulta a veces difícil imaginarse que en las comunidades afrodescendientes se están llevando a cabo tantos procesos para empoderar a todos sus integrantes. ChobQuibFilms lo hace a través de la producción audiovisual y se define como una ‘fábrica de cine’. Rafa Caicedo, guionista chocoano de 22 años, cuenta con su alegría desbordante que quiere que el resto del país conozca el cine que se está haciendo en Chocó.
Unos cuantos kilómetros al sur, en Buenaventura, la Corporación Yanci fomenta el arte y el emprendimiento en los niños afro a través de la lectura. Y a unos cuantos metros, en este mismo municipio, la Escuela Taller de Buenaventura fortalece la identidad cultural y la apropiación del territorio recuperando saberes y oficios tradicionales del Pacífico como la construcción, la carpintería y la gastronomía.
En el oriente de Cali, la Escuela Canalón de Timbiquí forma a niños y jóvenes en danza, tradición oral, música del Pacífico y otras manifestaciones de la región. La idea es llevar a cabo un proceso de pedagogía a través de la música y formar artistas íntegros.
Resiliencia. Esa es quizás la palabra favorita de Yeraldín, Yolanda y de estos líderes que luchan a diario para que sus comunidades no sigan viviendo a la sombra. Resiliencia. Todos sí que la saben definir.