Aunque la consigna es quedarnos en casa, las condiciones no son las mismas para todos. La lectura retumba en la Bogotá rural durante la cuarentena.
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El camino para que la educación no pare en zonas rurales ha sido un reto enorme para los diferentes actores, desde los estudiantes, hasta los profesores y padres de familia. Es un escenario que supone otros caminos, ajenos a los de la tecnología, para que niños y adolescentes no dejen de aprender.
Teniendo en cuenta este panorama, BibloRed lidera una de las estrategias para llevar lectura a los hogares desde que inició la cuarentena. De lunes a sábado, a las 8:00 a.m., los habitantes de la vereda Pasquilla, ubicada en Ciudad Bolívar, escuchan lecturas, música y enseñanzas en los parlantes que se usan para dar anuncios comunales. Mientras tanto, los campesinos de Sumapaz reciben a las 5:00 p.m, un audio en su WhatsApp con una lectura para que se reúnan en familia a escucharlo.
Esta iniciativa se llama Voces de Familia y nace como una oferta para los usuarios de las bibliotecas público escolares de Sumapaz y Pasquilla de BibloRed en época de cuarentena.
«Hemos compartido reflexiones, expresiones literarias, relatos, cuentos, cantos, trabalenguas, afianzando el respecto y sentido de pertenencia por nuestro territorio e identidad campesina», contó Freddy Alba, campesino de la localidad 19.
Sea por el parlante o directamente por Whatsapp, los usuarios que frecuentan las dos bibliotecas rurales reciben a diario lecturas, recomendaciones literarias, retos para distraerse, adivinanzas y más.
Los estudiantes que no cuentan con equipos tecnológicos también piden asesoría telefónica para hacer sus tareas. Los funcionarios de la Red les envían imágenes o incluso hacen dictados para que su proceso educativo siga recibiendo el apoyo que se entregaba en la biblioteca antes del aislamiento.
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Aprendizaje mutuo y continuo
La estrategia inició en un grupo privado de funcionarios de BibloRed en el que se compartían lecturas solo con la intención de entregar sus palabras a otros en la distancia. El 30 de marzo esos audios se compartieron por primera vez con los campesinos de la zona rural de Bogotá y pocos días después ellos mismos se convirtieron en los protagonistas enviando sus propias lecturas.
«La idea es que la estrategia se pueda llevar a otros lugares con poca conectividad, tanto en la Bogotá urbana como rural. Para eso es muy posible que necesitemos aliados, de hecho, con las bibliotecas de Pasquilla y Sumapaz hay un convenio que BibloRed tiene con la Secretaría de Educación, y que hace que la administración sea conjunta», contó Rafael Tamayo, gerente de BibloRed.
En la actualidad, Vielsa Marroquín y Nirza Morales, encargadas de coordinar estas bibliotecas público escolares, reciben a diario audios y videos de lectura e historias de la comunidad campesina.
«Ha sido todo un reto territorial de innovación y de aprendizaje continuo, ya que se debe contextualizar las estrategias propuestas para esta nueva etapa de trabajo en casa, a un territorio rural, que cuenta con un mínimo de conexión a Internet, pues la mayoría de las familias campesinas no tienen un acceso constante, sino que lo hacen a través de sus celulares», retrató Vielsa Marroquín, Coordinadora de la biblioteca ubicada en Pasquilla.