Bogotá

Claudia López VS. Antonio Navarro

Ambos aspirantes a la Alcaldía de Bogotá coinciden en que se apoyarán incondicionalmente sin importar los resultados de la encuesta que definirá el candidato oficial por el partido Alianza Verde.  

 

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Para el 10 de abril se abrirá el sobre con los resultados del sondeo que definirá a uno de los dos como el elegido para llevar las banderas de los Verdes al Palacio de Liévano.

Conozca a continuación algunas de sus posturas, en entrevista con PUBLIMETRO.

Claudia López

Claudia López nació el 9 de marzo de 1970 en la Clínica Bogotá, ubicada en pleno centro de la capital.

En 1998 asumió la Dirección de Acción Comunal del Distrito y a los 28 años fue una de las alcaldesas menores más jóvenes, en la localidad de Santa Fe.

Al terminar esas responsabilidades viajó a Estados Unidos a estudiar inglés.  Allí, ganó  una beca para hacer una maestría en Administración Pública y Política Urbana en la Universidad de Columbia, en Nueva York.

En 2004 regresó al país, y mientras conseguía trabajo le ofrecieron escribir una columna en Semana.com.

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“Buscando tema para la columna, un día prendí el televisor y me encontré con la escena de los paramilitares en el Congreso. Me sorprendió que los narcotraficantes contra los que había protestado de joven, ahora se presentarán en allí como salvadores de Colombia. Pero me sorprendió aún más la alabanza y justificación de muchos congresistas con los paramilitares”, relata López.

Para entender este fenómeno comenzó a investigar y desde la Fundación Arcoiris y la Misión de Observación Electoral logró develar las alianzas entre esos grupos paramilitares y los políticos de la época. Con el aporte de sus investigaciones la Justicia condenó a 42 parapolíticos.

Tras ello, por varios años se desempeñó como columnista y analista de Semana, El Tiempo, La Silla Vacía y Caracol Radio.

Sin embargo, en 2014 tomó la decisión de presentarse a las elecciones al Senado por el partido Alianza Verde y 81.045 personas le dieron su voto.

Luego de finalizar su periodo, impulsó un movimiento ciudadano que llevó a la realización de la Consulta Popular Anticorrupción, cuyos siete mandatos fueron respaldados por 11.674.951 colombianos en las urnas.

¿Está de acuerdo con TransMilenio por la Séptima?

No me gusta, no me gusta. Hemos trabajado con los vecinos de la Séptima para oponernos a ese TransMilenio porque sería el quinto TransMilenio en prioridad y no lo quieren meter de primero; segundo, porque va a tener un tramo grande hasta la 100 con un impacto urbanístico muy negativo;  y tercero, porque cuesta una billonada, casi tres billones de pesos, para trasportar 15.000 pasajeros hora/sentido.

Por cuenta de hacer el TransMilenio por la Séptima, Peñalosa quiere dejar de hacer el metro completo hasta Suba y Engativá, como se ha planeado durante 40 años.

Por caprichoso, no quiere que vaya a Suba y Engativá donde hay 45.000 pasajeros hora/sentido, por hacer el TransMilenio por la Séptima donde hay 15. 000.

Entonces yo digo, hagamos el carril exclusivo con buses eléctricos en la Séptima, liberamos $2 billones y junto con otros dos que tenemos en el cupo de endeudamiento con la nación completamos la línea del metro hasta Suba y Engativá.

¿Metro subterráneo o elevado?

Subterráneo o elevado, el metro va a cargar el mismo número de personas, lo grave es que Peñalosa nos va a tumbar la mitad del metro. Quiere hacer medio metro después de 40 años.

Tenemos una coincidencia y una diferencia con Toñito (Antonio Navarro) en ese tema, porque ambos decimos que hubiera sido ideal hacerlo subterráneo por la Caracas, pero resulta que si lo trancamos nos quedamos sin metro, nos quedamos sin la plata del Gobierno Nacional, que feliz se la llevaría con tal de dejarnos colgados de la brocha. Mejor medio metro que cero metro, hay que actuar con inteligencia. En eso estamos de acuerdo.

¿En qué tenemos diferencias? Antonio, como Peñalosa, cree que la primera línea del metro debe seguir hacia Guaymaral, hacia el norte.

Yo digo que no, en Guaymaral hay 10.000 pasajeros hora/sentido, en cambio en Suba y Engativá hay 45.000. Más bien bajamos el metro hasta el occidente, a Suba y Engativá, que es donde el metro debe llegar para cumplir la mejor función social.

¿Qué hacer para mejorar la calidad del aire en la ciudad?

Por enfermedades respiratorias se mueren están muriendo tres veces más personas que por armas de fuego.  Así de letal es.

Lo primero y principal es sustituir diesel, que es un veneno.

Propongo que por lo menos durante cinco años tengan cero impuestos de movilidad, cero impuestos de rodamiento y cero pico y placa,  los carros que se transformen de diesel o gasolina a energía eléctrica.

Ya hay empresarios innovadores que están transformando los vehículos, claro que eso cuesta como unos $30 millones. Por eso planteamos que la gente se ahorre ese dinero en impuestos y que los utilice en transformar su carro. Después del cambio le sale más barato el mantenimiento.

También, compraremos buses del Sitp y reemplazamos por eléctricos; los de TransMilenio también los reemplazamos por eléctricos.

Adicionalmente, pararemos las talas indiscriminadas. Lo que necesitamos es sembrar más.

Ante las recientes polémica, ¿cómo manejar el tema de los vendedores ambulantes?

Mi orden como alcaldesa es muy concreta: la Policía no está para estar persiguiendo a los vendedores ambulantes, gente decente tratando de ganarse la vida dignamente, y mientras tanto los atracadores y violadores campantes.

Por eso, vamos a poner vigilancia de Personería y Procuraduría para los abusos y denuncias de la corrupción de la Policía; también vamos a pagarle mejor a los policías y  a traer más, entre 1600 a 3000 por turno.  Pero se dedican a capturar delincuentes, a los vendedores ambulantes me los dejan trabajar. Con ellos no es con bolillo ni policía sino con gestores de espacio público, porque entre todos tenemos que organizarnos mejor.

Antonio Navarro

Antonio Navarro Wolff nació en Pasto, el 9 de julio de 1948. Su hoja de vida está marcada por una larga carrera política.

En mayo de 1985, Navarro fue víctima de un atentado que casi acaba con su vida y del que le quedaron secuelas evidentes. Sin embargo, esto no le impidió seguir adelante con su proyecto político.

Tras su paso por el M-19, fue ministro de Salud durante un corto tiempo.

Luego renunció para ser parte de la  Asamblea Nacional Constituyente de 1991, la que presidió, junto con Álvaro Gómez Hurtado y Horacio Serpa.

Después, volvió a su natal Pasto, donde fue elegido como alcalde (1995-1997). Su gestión tuvo un gran reconocimiento, que lo llevó a ganar el premio al Mejor Alcalde de Colombia, en 1998. Ese mismo año se lanzó a la Cámara de Representantes por Bogotá, sacando la votación más alta del país.

Posteriormente, en 2002, se lanzó por primera vez al Senado, sacando la segunda mejor votación.

En 2003, junto a Francisco Rojas Birry, Jaime Dussán y Javier Cáceres, creó el Polo Democrático Independiente, por el que se lanzó como candidato a la Presidencia en 2005.

Después de esto, decidió aspirar a la Gobernación de Nariño, cargo para el que fue elegido para el periodo 2008-2011.

Cuando dejó su cargo de gobernador, se vinculó a la alcaldía de Gustavo Petro como secretario de Gobierno. Tiempo después, llegó al Senado por la Alianza Verde.

¿Qué es lo primero que llegaría a resolver en la ciudad?

Necesitamos que en Bogotá haya metro; hay que lograr que Bogotá redoble la seguridad; hay que hacer de la educación una prioridad, la mejor calidad educativa del país debe estar en la capital; tenemos que lograr que haya un medioambiente más limpio; además lograr que haya participación efectiva; hay que recuperar la cultura ciudadana que nos trajo Mockus; y lograr que la salud vuelva a estar cerca de la gente.

En cuanto a proyectos que conectan la capital con los municipios de Cundinamarca, ¿qué opina del Regiotram?

Hay un Regiotram que está en pleno desarrollo del proceso para adjudicarlo, que es el Regiotram de Facatativá hasta el centro de Bogotá, eso está bien. Pero hay que hacer el otro, el del norte,  que vaya por la carrera Novena y llegue por lo menos hasta Cajicá o Zipaquirá, también en un esfuerzo que debe ser entre departamento, nación y Alcaldía de Bogotá. Así nos ahorramos el TransMilenio por la Séptima.

¿Seguirá adelante con TransMilenio por la Séptima?

A mí me parece que es incensario e inconveniente. Si hacemos el Regiotram hacía el norte no necesitamos el TransMilenio para la zona norte de Usaquén, por ejemplo. Pero no quiero decir que unilateralmente nos vamos a desconocer los derechos de los contratistas (…) Vamos a analizar la situación con cuidado, desde el punto de vista jurídico, técnico y financiero para tomar la mejor decisión para la ciudad.

Si yo hubiera sido alcalde no me hubiera obsesionado con el TransMilenio por la Séptima como el actual alcalde Peñalosa.  He dicho que no quiero mirar para atrás, pero eso de que va a poner a los ricos a montar en TransMilenio, eso sí suena a chiste.

¿Cambiaría algo de la primera línea del Metro?

En primer lugar, la prolongaría. No puede terminar en la calle 72, ese es un error.  Haciendo algunas modificaciones e inversiones en TransMilenio se puede conseguir dinero para llevarla por lo menos hasta la 134 o aún más al norte.

Dejaría diseñada la segunda línea del metro: Suba, Engativá, Barrios Unidos, Chapinero, Centro, Rafael Uribe y Usme.  Eso es mejor que prolongar esa línea por la 134 hasta Suba.

Y en la discusión que hay entre elevado y subterráneo, yo lo digo con toda claridad: prefiero el subterráneo.  Pero si queda firmado el contrato del metro elevado nosotros no podemos desconocer el derecho de los contratistas, lo que sí se puede hacer es concertar con los contratistas las modificaciones que sean posibles, para que por lo menos algún tramo del metro sea subterráneo.

 

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