Nació en Moniquirá, pero desde hace varias décadas reside en la capital, donde a pulso ha trabajado por la educación y los sectores más necesitados.
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El candidato único del Polo Democrático es licenciado en Biología de la Universidad Pedagógica Nacional y tiene una especialización en Planeación para la Educación Ambiental en la Universidad Santo Tomás de Aquino.
¿Qué lo motiva a aspirar a la Alcaldía de Bogotá?
Me motiva mi trabajo y conocimiento de la ciudad. Llevo en Bogotá más de 42 años, y los he dedicado al estudio en la universidad, a mi actividad como docente y a la acción sindical y política. Eso me ha dado la oportunidad de conocer a la ciudad, con sus fortalezas y debilidades.
Tengo ideas, tengo propuestas, y quiero adquirir compromisos para hacerlas realidad, no compromisos que se queden en campaña, sino que se puedan ejecutar en un corto periodo de cuatro años; también dejando iniciativas para que otros que vengan detrás a la Alcaldía puedan ejecutarlas.
¿Cómo está el ambiente para la consulta interpartidista (Alianza Verde, Polo Democrático, Unión Patriótica y Activistas) del 26 de mayo?
Es positivo. Todo marca para que haya esa consulta, porque los diálogos así lo han venido demostrando.
Creo que hay sinceridad, se está recuperando la confianza entre cada uno de los sectores de la izquierda, de los sectores democráticos, poblacionales y sociales. Todos se animan a acompañar esta iniciativa de construir un programa único y una candidatura única. Y lo hacemos porque queremos demostrar que Bogotá debe ser una ciudad libre de discriminación, donde se respeten los derechos. Trabajaremos por una ciudad que empiece a disminuir la pobreza y el desempleo, porque en los últimos tres años ha aumentado.
Creo que vamos por muy buen camino y tendremos una consulta para que salga popularmente quien lleve las banderas hasta el Palacio de Liévano.
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El eslogan de mi campaña, no de la coalición, es ‘Volver a avanzar en política social’.
¿Cuál es su análisis político con respecto a la contienda electoral?
Creo que se van a consolidar dos posturas en la ciudad: una del centro, de los sectores democráticos, alternativos y de la izquierda bogotana. Todo ese espectro acompañado por sectores poblacionales muy importantes, como los jóvenes, las mujeres, los trabajadores y los sindicatos.
Estos sectores, que nos estamos agrupando desde el centro hacia la izquierda, siempre hemos acompañado la lucha social. Es más, la hemos ayudado a convocar y a organizar, no nos escondemos de esa realidad. Nos estamos agrupando para volver a ganar el Gobierno de Bogotá.
Otra postura es la de derecha, que tendrá que sacar sus conclusiones y sus candidaturas. Ojalá que ellos no tengan ni uno, ni dos, sino tres, cuatro o cinco candidatos.
¿Qué decirles a aquellos que aseguran que Bogotá sufrió 12 años de mal gobierno de izquierda?
Tenemos que reconocer que seguramente cometimos algunos errores, pero también dejamos unas enormes marcas: en política social sí avanzó la ciudad; también, en la defensa de la naturaleza, la vida, las fuentes hídricas y el arbolado capitalino; igualmente, en educación, porque logramos crecer la infraestructura de los establecimientos educativos como nunca antes se había hecho.
Estuvimos pensando en la gente y algunos nos critican porque no avanzamos más en TransMilenio y es seguramente porque no es nuestra vocación trabajarles únicamente al cemento y a móviles contaminantes.
Tenemos que volver a avanzar en política social y no solamente en las grandes obras de infraestructura, que es lo que a algunos les interesa.
¿Cree que en lo corrido de la administración de Peñalosa se ha estancado la política social?
Sí creo. Ahorita hay anuncios, pero hay poca concreción de esos anuncios. De la teoría a la práctica en el gobierno de Peñalosa hay mucho trecho.
Repartió empanadas en el Cabildo Distrital para promover el ‘día de la economía informal’ en Bogotá, ¿cómo le fue?, ¿de qué se trata la iniciativa?
Cuando se repartieron las empanadas, la mayoría lo tomó muy bien. La anécdota es que el mismo secretario de Salud era el más feliz comiendo empanada. No quedó ninguna.
Este acuerdo resulta como una respuesta a una política desafortunada de persecución y de represión, tanto al vendedor de la calle como al comprador, porque hubo sanciones, en una aplicación –en mi opinión– desafortunada e irregular del Código de Policía.
Desde entonces, la empanada se volvió un símbolo, por eso queremos reconocer en este acuerdo que hay una población que desde el punto de vista laboral no tiene garantías; pretendemos reivindicar y garantizar el derecho al trabajo, con la consigna de que el espacio público no puede reñir con el trabajo, todo lo contrario, deben armonizarse.
La idea es reconocer a estos trabajadores con un día al año y también regular unos sitios donde pongan sus ventas de manera organizada y con acceso fácil para los que son potencialmente compradores.
¿Cuál es su propuesta en movilidad?
Lo principal en movilidad es hablar de un sistema intermodal, que debe estar articulado con un metro como eje principal. Para nosotros, el mejor es el metro subterráneo en la capital.
Esa es una de las grandes peleas que seguimos dando, porque la construcción del mismo (metro elevado) es incierta. La ciudad aún no sabe cuánto va a valer. Pero no solamente podemos hablar de metro, sino de otros sistemas férreos en la ciudad.
Dentro de las propuestas también está el mejoramiento de los andenes y malla vial, porque siempre digo: ‘primero el peatón’.
En ese corto tiempo de cuatro años, también podemos garantizar escaleras eléctricas en sectores como Ciudad Bolívar, Rafael Uribe Uribe, San Cristóbal, Chapinero y Usaquén, para que los niños, adultos mayores y las personas en condición de discapacidad, que son muy vulnerables en esos puntos de la ciudad, puedan subir y bajar sin problemas.
Por último, mínimo dos cables aéreos como los de Ciudad Bolívar, en San Cristóbal y Usaquén.
¿En cuanto a seguridad?
La seguridad no es un problema que se resuelve solamente con el incremento de la Fuerza Pública. Los policías deben existir con una función mucho más amable con la ciudadanía, una función más solidaria, de mayor convivencia y acompañamiento. Trabajaremos por una Policía más cercana a la comunidad.
¿Cómo potenciar la educación en la capital?
Hay que implementar el preescolar de tres grados, para que los niños de tres, cuatro y cinco años vayan a establecimientos públicos y tengan el derecho pleno de acceso y permanencia.
Además, tenemos que aprovechar esos megacolegios maravillosos que hicimos en la izquierda bogotana para implementar en las noches programas educativos, técnicos, tecnológicos y universitarios.