Bogotá

Se acabó el campamento para los venezolanos, ¿ahora qué?

El campamento humanitario para los venezolanos llegó a su fin. Ayer, a las 7:30 a.m., de las más de 30 carpas que estaban montadas en el centro El Camino solo quedaban 11 en pie.

Al lado de ellas varias bolsas de basura llenas de ropa y juguetes. Sus dueños no se les despegaron ni un segundo porque ahí empacaron sus pertenencias más valiosas. La incertidumbre se veía en los rostros de los pocos venezolanos que quedaban en el campamento y una pregunta rondaba la mañana: “¿ahora qué?”.

Los vecinos del edificio que queda frente al hogar El Camino pidieron que el desmonte fuera pacífico, pero al mismo tiempo celebraron la ida de estas personas que por dos meses durmieron en carpas aguantando el frío de las mañanas bogotanas.

El cierre el campamento fue tranquilo. Ayudó el hecho de que solo quedaban 80 personas en el lugar. Según la Secretaría Social desde que se instaló el campamento iniciaron el desmonte “porque a diario pasábamos por las carpas y les preguntábamos qué estaban haciendo, si habían conseguido trabajo, debían moverse… esas eran las jornadas”, aseguró a este medio Cristina Vélez, secretaria Social (ver recuadro para ampliar).

En medio del frío, las familias que quedaron al final con el llanto en las mejillas terminaron de guardar sus cosas y partieron. Una de ellas fue la de Jesús Rojas, quien sentado en la van junto a sus hijas y esposa tendrá tres días más para resolver su situación.

Si bien muchos aseguraron quedar en la calle, la mayoría de las personas que salieron ayer en la mañana tenían un destino. Muchos tenían dirección clara y sabían a dónde llegar. Otros decidieron volver a Venezuela.

“La mayoría de ellos ya tiene destino final, ya saben qué quieren hacer y lo que vamos a hacer es ofrecerles tres servicios: mudanza, bodegaje por un mes de los elementos que tiene si no los pueden mover en este momento y transporte”, dijo la secretaria.

El Distrito fue claro al decir que no habrá más de estos campamentos porque no se permitirán las asentamientos en ninguna parte de la ciudad. De hecho, el secretario General, Raúl Buitrago, dijo que “seguiremos brindando ayudas, hemos hecho 70.000 intervenciones en salud y hemos matriculado a más de 4000 niños y jóvenes en los colegios oficiales. Seguimos dando ese apoyo contundente de incorporación en las dinámicas cotidiana de la ciudad”.

Vale la pena repetir que la atención ahora se proporcionará por medio del Centro de Atención al Migrante ubicado en Teusaquillo. Sin embargo, para personas como Jesús, quien no dejó de llorar ni un momento mientras recogía sus cosas y salía del campamento,  “volver a mi país no es una opción, la cosa está dura por allá”.


PREGUNTA Y RESPUESTA: 

Cristina Vélez, secretaria Social

 

  1. Tenemos claros que no se montarán más campamentos, ¿ahora qué va a pasar?

Bogotá ha recibido en los dos últimos años más de 280.000 migrantes y la apuesta del alcalde ha sido que tratemos de tener el mayor número de servicios posibles para ayudar a estas personas a establecerse en Bogotá. En este momento tenemos una batería de tres servicios que son exclusivos para migrantes: el Centro Integral de Atención al Migrante, en donde prestamos servicios legales, una atención para niños y están varios organismos multilaterales y esperamos que este sea un espacio de encuentro comunitario y si vemos la necesidad abriremos cuatro centros más.

El otro servicio es el albergue transitorio que básicamente lo que hicimos fue copiarnos del esquema de las hermanas scalabrinianas que fue el que más ha funcionado en el país para atender migrantes y allí reciben comida, techo y acompañamiento psicosocial por tres días.  Y tenemos el SuperCade social que es nuestro punto de referenciación para los migrantes que llegan a Bogotá.

Lo que hay detrás de este trabajo es la experiencia que tiene Bogotá atendiendo migrantes y no internacionales, sino desplazados. Bogotá es una ciudad que ha crecido a punta de migración en las últimas décadas y esa es la experiencia.

 

  1. Finalmente la migración venezolana es un tema del Gobierno y como ciudad llegamos hasta un punto, ¿cómo ha sido el trabajo con ellos?

 

Nosotros como ciudad no podemos decidir en temas migratorios y tomar medidas con la situación migratoria de las personas, y creo que el Gobierno Nacional ha tomado una buena decisión en acertar una nueva ola de regularización e incluso el alcalde ha pedido que nacionalicemos a todos los venezolanos que sería como la mejor inversión que podría hacer el país.

Como Distrito nos corresponde la atención humanitaria y hay una atención en incentivos. Hasta el momento hemos recibido un apoyo grande del Gobierno de Bogotá y digamos que Felipe Muñoz, el gerente de fronteras, ha estado muy pendiente del proceso. Migración Colombia y Kruger ha estado muy pendiente.

 

  1. ¿Cómo fue la salida del campamento?

El desmonte inicio el día que montamos el campamento. Lo que hicimos fue que los equipos psicosociales preguntaron carpa por carpa qué necesitaban y qué iban a hacer. Les ofrecimos transporte para los que querían  continuar con su camino.

 

  1. ¿Algunos de los que estaban en el campamento lograron regular su situación?

De los 500 que tuvimos al principio unos 70 tenían el PEP. Otros consiguieron trabajo y los capacitamos en temas de altura y celaduría para los que consiguieron trabajo por medio del Ipes. De alguna forma todas las soluciones que puedan salir de la Alcaldía de albergues serán temporales, pero es que llega un punto en el que las personas deben tomar una decisión definitiva.

 

  1. ¿Por qué se tomó la decisión de no ampliar la fecha del campamento o instalar más?

Desde el principio se sabía que esto era una solución a un problema puntual. El campamento no era la solución a la migración, sino fue la respuesta a una toma del espacio público en donde se estaba presentando una situación bien precaria que se estaba dando en la localidad de Fontibón. Los campamentos requieren muchos esfuerzos, recursos y energía, y además tienen muchos retos contractuales porque no podíamos destinar recursos propios de la entidad para la alimentación y de alguna forma manejamos el tema con mucho estrés. Es que realmente es muy difícil manejar eso así.

 

  1. ¿Cuál es el plan de contingencia si se vuelve a presentar un asentamiento como el de Fontibón?

Las alcaldías locales están muy pendientes a cualquier invasión del espacio público y no vamos a permitir que eso vuelva a suceder. Esa lección ya la aprendimos. Esa situación no es buena para los migrantes,  para los ciudadanos, ni para la ciudad. Ese es el peor escenario posible y como lo fue reaccionamos a lo que nos estaba pasando.

 

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