Bogotá

Inseguridad en Bogotá, más allá de la reincidencia criminal

El alcalde Peñalosa afirmó que la falta de cárceles y mano dura de la justicia tienen en jaque la seguridad de la ciudad, pero ¿qué pasa con la prevención y las políticas de seguridad?

No se puede tapar el sol con un dedo y tampoco se puede negar que el hacinamiento en cárceles, que se viene advirtiendo desde el año 2004, así como la grave congestión o falta de efectividad de la justicia, sean algunas causas para que los delincuentes, que han sido capturados hasta 70 veces, vuelvan a delinquir.

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El alcalde Enrique Peñalosa y el secretario de Seguridad, Daniel Mejía, están convencidos de eso. Hasta un top de los delincuentes más reincidentes sacaron, pero muchos ciudadanos se preguntan si ¿en realidad la falta de cárceles y la reincidencia son los únicos factores que alteran la seguridad en la capital colombiana?. Y va uno a ver y la respuesta es no.

Si bien es algo que tiene en jaque a los bogotanos, que son los que quedan a merced de los ladrones, la falta de una política pública de seguridad y convivencia clara también cala en los hechos. Para Andrés Nieto, experto en seguridad ciudadana y políticas públicas de la Universidad Central, “el tema de inseguridad no solo se puede ver desde las reincidencias. Cuando  hablamos de delitos esto es apenas la punta del iceberg. Esto quiere decir que no tuvimos los controles necesarios o una política pública de seguridad y convivencia clara que nos permita evitar que los delitos pasen. Cuando hablamos de reincidencia es porque el delito está pasando, porque hay una estructura conformada para delinquir con distintos roles y por eso el punto acá es de previsión y prevención”.

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Nieto añade que “cuando decimos que hay reincidencia de criminales que han sido capturados hasta 60 o 70 veces, no solo en Bogotá, sino en todo el país, quiere decir que nos estamos acostumbrando a que el delito pase y a que tengamos criminales que delinquen cada vez más, en vez de prevenir el delito y prevenir que existan criminales”. 

Para esto, según el experto es fundamental tener claras, por ejemplo, políticas ciudadanas. “El problema no es que reincidan, el problema es que se dediquen a eso. Cuáles son las políticas integrales de acceso a educación, de acceso a trabajo digno, a economía familiar sólida que se ofrecen. De esa forma se empiezan a desestructurar esas bandas”.

Percepción de inseguridad 

Que los capitalinos sientan que la inseguridad les respira en la nuca, teniendo ejemplos como el de la mujer que fue apuñalada en TransMilenio, no puede ser tomado a la ligera.

Nieto asegura que “no podemos decir que la percepción es mentira. Cuando las personas dicen que se sienten inseguras es porque su contexto genera condiciones de inseguridad. Por ejemplo, cuando hablamos del transporte público, en este caso TransMilenio, hay que mejorar todo y hablamos de rutas, frecuencias, de mejorar estaciones e infraestructura. Cada vez que una persona dura más de 40 minutos en el transporte público, del trayecto de su casa al trabajo, está expuesto aún más a que sea víctima del delito. Por qué, porque no hay una política pública que permita prevenir intersectorialmente”.

Nieto también añade dos puntos claves: hay que trabajar muy duro en la cultura ciudadana y en la desarticulación completa de bandas criminales. “Si los  bogotanos siguen comprando partes robadas de carros, por ejemplo, pues los delincuentes seguirán robando. Eso sí, podríamos meter a la cárcel a todos los reincidentes, pero la estructura con la que delinquen buscará otro que se encargue del asunto y por eso hay que desarticular”.

Harina de otro costal es que no haya un plan de rehabilitación y reinserción en las cárceles. Punto que hasta al bogotano más seguro se le sale de las manos, pues si no se les ofrece la oportunidad de dedicarse a otro oficio ya no serán 70 veces, sino 100.

Finalmente, Nieto concluye que este fenómeno no es culpa de la Policía «porque ellos deben hacer las capturas que sean necesarias, lo que hay que ver es que el Policía no puede procesarlos, pero ellos son el primer contacto. Hay que recordar que en Bogotá hay un déficit del 42% de uniformados y eso es una dificultad porque estamos hablando de una ciudad de ocho millones de personas. Todo el sistema debe reevaluarse».

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