El Instituto Nacional de Medicina Legal presentó un estudio contra la violencia a menores de edad, según el cual, la violencia sexual contra niños y niñas ha continuado y tiene una tendencia hacia el aumento.
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En el año 2016, se registraron 17.908 casos. En enero y febrero, se contaron 2.640 niños violentados. Especialmente, se produce entre los cuatro y los 10 años en niños. Y en niñas se presenta desde los 10 a los 14 años.
En violencia interpersonal, en niños y niñas, se registraron el año pasado 15.795 casos y este año, en los meses de enero y febrero, se calcularon 2.082.
En violencia intrafamiliar, se registró en el 2016, 1520 casos. El director del Instituto, Carlos Valdés señala que “es preocupante esta situación porque en la familia están aprendiendo a desenvolver, a desarrollar sus relaciones interpersonales, intrafamiliares, laborales, entre otras”.
En enero y febrero han muerto 332 niños por hechos de violencia que se presentan en zonas de confort, especialmente en el hogar. Los agresores son los familiares, principalmente, padres, padrastros, tíos, abuelos, hermanos mayores.
Los días en que más se presentan agresiones a los niños son entre las 5:00 PM y las 8:00 PM, en los sábados y domingos. Valdés explica que “la razón de estos resultados es que en estos momentos se encuentra en relación directa y continuada con los familiares”.
Bogotá lidera las estadísticas de violencia sexual a niños y niñas. El segundo lugar es ocupado por Antioquia, el tercero es Valle del Cauca y el cuarto es Cundinamarca
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Valdés aseguró que “esta radiografía que está haciendo el Instituto en este momento refleja que el tema de violencia sexual debe ser de interés general. La situación nos está mostrando que, tal como lo señaló la Organización de Naciones Unidas, la violencia sexual debe ser un tema de abordaje integral en el cual, no sólo intervenga la justicia, sino sectores como el educativo, salud, vivienda”.
El cuerpo de los niños es sagrado
La coordinadora del listado de peritos del Colegio Colombiano de Psicólogos, Marta Estela Ospino Rodríguez coincide con el Director de Medicina Legal con respecto al tema legal. “Aumentar las penas no disminuye la tasa de violencia contra los menores de edad porque el castigo no es contingente con la respuesta, es decir, se comete el delito y la justicia se demora mucho en imputar la sanción. Otro problema es que en las cárceles no hay programas de resocialización”.
Ospino explicó que la violencia hacia los menores se puede clasificar de diversas formas. La primera es de acuerdo a la acción. Dentro de ésta categoría se puede incluir la violencia emocional. “Hay un tipo especial dentro de ésta que se denomina interferencia parental, es decir, cuando se rompe el vínculo con uno de los progenitores debido a una situación de discordia como el divorcio de los padres”.
Ospino explica que hay otros como “la violencia sexual, física y negligencia y abandono. Otra clasificación es de acuerdo a la severidad y las categorías son leve, moderado, grave o severa. Esta última se refiere a que a pesar de cualquier tratamiento que se lleve a cabo, no se van a superar las dificultades”.
“Por ejemplo, los niños que son maltratados no superan estos episodios de violencia y se vuelven delincuentes”, explica Ospino.
Frente al tema de los abusadores, Ospino señala que “no todos los abusadores sexuales son psicópatas. Sin embargo, cuando sí lo son o son pedófilos o pederastas no existe un tratamiento psicológico que pueda cambiar estas conductas porque son patrones arraigados de comportamiento”.
Otro de los patrones en los que no se puede aplicar un tratamiento psicológico es cuando se mezcla el abuso sexual con el consumo de drogas ilícitas porque “no solo se tiene que curar la adicción a la sustancia sino también modificar el comportamiento frente a los actos sexuales”, agrega la psicóloga.
No obstante, “un abusador que no tiene una carrera delictiva puede responder a un tratamiento psicológico como lo demostró en su estudio Olga Lucía Valencia, que mostró que era posible su rehabilitación. Igualmente, también es posible modificar el comportamiento para los que han cometido un episodio de abuso una sola vez”, aseguró Marta.
La psicóloga recomienda a los padres que “si van a tener un hijo es para cuidarlo. Hay que tener un diálogo permanente con ellos. También, se le debe explicar que su cuerpo es sagrado y no tiene por qué ser tocado por otras personas. Igualmente, se comete un error cuando se les obliga a abrazar o a besar a las personas. Por ejemplo, no hay problema si él no quiere tener contacto con un familiar o a una persona cercana”.
Ospino enfatiza “hay que enseñarles a no recibir nada de personas que son extrañas, ni dinero o dulces. En caso de que lo obliguen a hacer algo, es importante que grite o que se manifieste. También, hay que explicarle cuáles son sus partes públicas y sus partes íntimas, y los diferentes saludos que existen entre las personas”.