El 21 de marzo, 15 estatuas históricas de Bogotá, amanecieron con un tapabocas y un mensaje que decía “¿Qué aire estamos respirando?”. Esta iniciativa fue llevada a cabo por el Combo 2600 en varias zonas, especialmente el Centro, la calle 72, 76, la calle 26 y la Séptima, entre otras.
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El combo 2600 es un colectivo ciudadano que ha realizado varias actividades en Bogotá para llamar la atención sobre diversos temas. Para esta ocasión, la organización quiere hacer una reflexión sobre la calidad del aire en la ciudad.
A través de un comunicado, el Combo 2600 informó que para el año 2016, el número de consultas médicas por enfermedades e infecciones respiratorias agudas fue de 56.000, es decir, aumentó frente al 2015, en el que la cifra fue de 49.492.
Diego Laserna, uno de los integrantes del Combo 2600, afirmó “por ejemplo, más de 70 niños bogotanos murieron en 2016 por infecciones respiratorias agudas y la baja calidad del aire que se respira en Bogotá pudo ser una de las causas de estas muertes”.
Juan Carlos Rodríguez, otro integrante del Combo 2600, señala que “únicamente tenemos estudios del 2006 que nos cuentan que alrededor de 4 millones de kilómetros son recorridos diariamente por buses y camiones en la ciudad. Esto genera una combustión de diesel equivalente a 690 toneladas de emisiones al aire. Los buses son los responsables del 60% de las emisiones de dióxido de azufre, 80% del material particulado y 75% del dióxido de nitrógeno producidas por la combustión de Diesel. Esto produce la contaminación aérea que afecta la salud de los ciudadanos y el efecto invernadero”.
Para Rodríguez, es importante que “este tema se posicione en la agenda pública y que no siga pasando a nuestras espaldas. El Combo 2600 plantea dos propuestas para mejorar la calidad de aire en Bogotá. En el corto plazo, es importante que se obligue a la flota de transporte público a instalar filtros para retener el material particulado. También, debe haber un mayor control sobre los buses para que cumplan con la norma de emisión de gases. En el largo plazo, es importante migrar a un sistema de transporte híbrido o a gas, para disminuir los contaminantes”.
“Es muy probable que se incremente el material particulado en Bogotá”
Nestor Yesid Rojas, ingeniero químico de la Universidad Nacional, ha estudiado de cerca el tema de la contaminación del aire en Bogotá y explica que “en la ciudad hay un número diverso de contaminantes, pero el que más afecta la salud de los bogotanos es el material particulado que permanece de forma sólida o líquida en el ambiente. Este proviene del desgaste de los frenos, de los vehículos, las llantas, procesos industriales y en general de todo lo que sea combustión. Las partículas de polvo son las más finas”.
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Igualmente, Rojas afirma que del 2006 al 2013, “hubo una tendencia a la baja en la cantidad de material particulado presente en el aire de Bogotá. Sin embargo, desde el 2014 hasta el presente, aunque no ha habido un aumento, las cifras están estancadas y esto puede llevar a que vuelva a incrementarse la contaminación por este elemento”.
Desde 2010, en la administración de Samuel Moreno, la Secretaría de Ambiente emitió el Plan Decenal de Descontaminación del Aire de Bogotá. Sin embargo, para expertos como Rojas este documento “no ha sido implementado como se había planteado”.
Algunas de las propuestas del Plan eran “reducir el material particulado instalando filtros en buses y camiones que se ponen en el tubo de escape. Estas herramientas sirven para retener las partículas y quemarlas. Así se evitan las bocanadas de humo que se ven por toda la ciudad”, como señala Rojas.
Sin embargo, Rojas considera que su implementación no fue fácil ya que, “no ha habido voluntad técnica por parte de los operadores de buses y camiones. Además, no se ha logrado un acuerdo entre la Secretaría de Ambiente y estas empresas de transporte”.
Rojas cuenta que “en la Administración de Gustavo Petro se hicieron unas pruebas piloto que funcionaron en algunos buses. Sin embargo, en algunos operadores no sirvieron porque no prestaron la suficiente atención al sistema de taponamiento de filtros. Es importante resaltar que este es un esfuerzo que debe ser llevado a cabo por la autoridad ambiental y hace parte de una decisión de los operadores para implementar la tecnología”.
A pesar de las críticas, Rojas resalta que una de las metas que se logró cumplir con el Plan fue la prohibición de las motos de dos tiempos. “Estos vehículos ya no circulan en la ciudad. Actualmente, transitan motos con motores de cuatro tiempos que hacen una combustión mucho más completa, mientras que en las otras era mucho más ineficiente y generaba mayor contaminación”.
No obstante, Rojas señala que “aunque existan motos de cuatro tiempos, no son tan buenas porque contaminan más que los carros de cuatro tiempos. Las motos son fabricadas para ser baratas, no para ser vehículos limpios”.
Otro de los puntos del Plan es que “se iban a controlar las emisiones industriales. Sin embargo, hasta el momento, la Secretaría de Ambiente no ha reportado sobre el tema y no ha mostrado qué tan efectivo ha sido la supervisión a las industrias”, afirma Rojas. Aunque, en días pasados esta institución anunció el cierre de tres fábricas, el ingeniero químico asegura que “esto no es suficiente, en Bogotá hay más de 2000 industrias y la entidad requiere más personal que trabaje en el control de las fábricas”.
Aunque, Rojas resalta que en Bogotá, “los controles a las industrias han mejorado porque existen empresas que han migrado a otros municipios cercanos a la ciudad, ya que allá no se realizan tantas inspecciones”.
El miércoles 22 de marzo, los integrantes del Combo 2600 quitarán los tapabocas y los letreros de estatuas como “La Pola” y el “Américo Vespucio” de la Séptima. Sin embargo, el colectivo, expertos en el tema y los bogotanos esperan la respuesta del Distrito y de las empresas implicadas en este tema sobre la calidad del aire en Bogotá.