Según el IDU, el avance actual de la obra es del 80%.
Yaneth Mantilla, la directora del Instituto de Desarrollo Urbano IDU, afirmó que las obras del deprimido de la calle 94 con Avenida NQS alcanzaron un avance del 80%.
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Agregó que se entregará por etapas hasta diciembre. “Estamos acelerando el proceso y tuvimos una reunión con el interventor y el contratista y estamos ajustando los cronogramas y esperamos entregarla antes de diciembre”, aseveró.
Los cambios de fechas
El pasado 11 de abril, la Alcaldía de Bogotá informó que la obra del deprimido de la calle 94 con carrera 9ª estaría lista para noviembre de este año y no para el 2017 como se había dicho anteriormente.
Pero a finales del año pasado, el IDU anunció que, por una prórroga del contrato, la construcción estaría lista en julio de este año.
En ese momento, la directora técnica de construcciones del IDU, Carolina Barbantti, informó que “el contrato fue prorrogado nuevamente por nueve meses, de acuerdo con las circunstancias relacionadas con el trámite de un inmueble que aún no ha retirado un tanque del espacio público. Sin embargo hicimos el esfuerzo y terminamos nuestras redes”.
Para ese entonces la obra había avanzado en un 68% y los retrasos se debían a las dificultades presentadas con empresas de servicios públicos, ya que se requirió mover cerca de 700 metros de la red matriz de acueducto de Tibitoc, que da acceso a más de cuatro millones de personas con agua.
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También se ha dicho que luego de entregar la obra del deprimido como tal, se deben realizar arreglos a las vías que fueron utilizadas como desvíos durante la ejecución de la obra.
El gobierno distrital, en su balance de los primeros 100 días de administración, aseguró que en cuatro meses había avanzado lo que no se logró en los tres años anteriores en este punto de la ciudad y por eso se puso como meta la fecha estipulada.
Esta obra busca descongestionar ese punto en el norte de Bogotá y eliminar los semáforos de intersección de la calle 94.
Inicialmente se hablaba de una inversión de $86,000 millones pero se estima que podría terminarle costando a los bogotanos más de $166.000 millones.
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