El primer anillo de seguridad que necesita Bogotá para mejorar las cifras de, por ejemplo, robos, es que los vendedores ambulantes se ‘pongan las pilas’.
Así lo indicó el secretario de Gobierno, Guillermo Alfonso Jaramillo, durante su participación en el Primer Día sin Vendedores Informales en la localidad de Chapinero.
Esta jornada, que se repetirá por otras zonas de la ciudad, incluye la recolección y recuperación del espacio público, además de ofrecerles otras posibilidades de vida a los trabajadores a través del Instituto para la Economía Social (IPES).
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“En Chapinero se concentra el mayor poder económico, aquí se comercializan por lo menos cuatro billones de pesos en ventas”, aseguró Jaramillo durante la jornada.
Según el funcionario, la ciudad se sentirá más segura si los vendedores empiezan a formalizar su trabajo y dignifican su labor a través de programas sociales del Distrito.
En Chapinero, según cifras de la Alcaldía Local, existen 800 vendedores informales entre los que hay adultos mayores, madres cabeza de familia, personas con discapacidad e indígenas. Al parecer existen mafias que se aprovechan de la situación vulnerable de los vendedores y los extorsionan. La formalización los ayudaría, según esperan las autoridades, a que eso termine.