Bogotá

Los guardianes del agua del río Bogotá

Ambiente. Biólogos, estudiantes y agricultores se unen por mantener el líquido vital limpio. En un pequeño paraíso lo logran

Dos kilómetros antes de encontrarse con una versión apestosa y negra del río Bogotá hay un ejército de personas trabajando por no contaminarlo. Están, por ejemplo, en el municipio de Villapinzón, en Boyacá, y también en Chocontá, a una hora y media de Bogotá.

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La vereda Pozo Azul le hace honor a su nombre. Hace parte de la cuenca del río Bogotá, que tiene la fortuna de pasar por los alrededores de vecinos ambientalmente conscientes, sin dejar de ser productivos.

Es que los ríos no se contaminan solos y tampoco los contaminan solo las grandes industrias. Con que una familia decida tener un baño con pozo séptico, por ejemplo, logra que metros abajo de su propia vivienda sus vecinos puedan usar el agua del mismo río para consumo humano.

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Lo que buscan los biólogos de la Universidad del Bosque estudiando el suelo y entregando informes, conferencias y cartillas a las personas que viven cerca del río Bogotá es que se enteren de que una pequeña decisión puede cambiar enormemente el afluente.

“Lo que hace cada uno de no tratar de afectar al río es positivo porque es no aumentarle la carga. Un río contaminado trae problemas de salud pública, empobrece el valor de la tierra y no garantiza que la leche que se toma la gente de esas vacas esté del todo bien. La gente tiene que meterse en la cabeza que es posible hacer un cambio”, asegura la decana del programa de biología, Clara Santafé.

No solo lo hacen las fincas cultivadoras de fresas, un fruto altamente amable con el ambiente porque no requiere grandes procesos que ensucien el agua. También lo hace una finca ganadera de la zona, ejemplo para sus vecinos de cómo es posible producir leche en grandes cantidades sin aumentar la contaminación del río (110 vacas productoras de leche).

Según explicó Carlos Rincón, líder de esa finca, aunque por frente de él pasa el río ya contaminado, ellos prefieren el uso de pozo séptico y no acabar con otros afluentes limpios que pasan cerca, sino usar aguas del Bogotá para regar los pastos. También siembran árboles nativos en la ribera, para que cuando lleguen las épocas de calor los elementos contaminantes que expulsa el río no lleguen a donde las personas.

Sin embargo, el panorama no es del todo alentador. Según explicó la bióloga Ángela Romero, aunque todos los elementos contaminantes del río Bogotá desaparecieran de repente, el afluente demoraría décadas en volver a ser un lugar para bañarse y beber agua.

Publimetro

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