Bogotá

Los cerros se reverdecen

Rehabilitación. Las montañas quieren volver a ser verdes. Un plan de una universidad trazó los primeros pasos

Los cerros orientales siempre han sido un problema ecológico para Bogotá. En una época hubo canteras, antes de que estuvieran protegidos construcciones ilegales y la flora se fue deteriorando poco a poco. Pensando en esto, el Politécnico Grancolombiano, con sede en los cerros, planteó y llevó a cabo un proyecto ambiental para recuperarlos.

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Luego de hacer un estudio y diagnóstico del estado de cada uno de los árboles del Campus y de los cerros orientales del norte de la ciudad, a la altura de la localidad de Chapinero, la universidad encontró que la mayoría estaban enfermos (algunos se encontraban podridos, con cárcavas y hongos), además presentaban alto riesgo de volcamiento.

Al ver esta situación, la institución educativa, con la asesoría y permiso de la Corporación Autónoma Regional (CAR) inició, hace dos años, un ambicioso proceso de restauración.

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Según Henry Quintana, jefe del Sistema de Gestión Ambiental del Politécnico Grancolombiano, a la fecha se han retirado 700 eucaliptos que estaban enfermos para ser remplazados por 1300 árboles nativos de 61 especies distintas, pertenecientes a 43 familias botánicas.

“Para el proceso de restauración, se tuvieron en cuenta los cinco sentidos. Se sembraron especies que tienen buen olor, dan frutos, son atractivas visualmente y, lo más importante, que cumplen con las especificaciones de suelo, flora y fauna de la zona”, afirmó Quintana.

Cada árbol que se sembró en esta iniciativa tiene una altura mínima de 1,5 y máxima 2,5 metros. Cuentan con flores de colores, entre los que se destaca el chicalá de color amarillo o el siete cueros: rosado y morado. 

Además, cuentan con diferentes aromas cómo el sándalo y el jazmín del cabo, producen frutales como feijoa y cerezos, y cumplen con las características de bosque propias de los cerros orientales. 

Gracias a esta iniciativa, han regresado especies nativas que habían desaparecido por las difíciles condiciones ambientales de la zona. Entre ellas vale la pena destacar colibrís, abejas, abejorros, lagartijas, batracios, pájaros de diferentes índoles y mariquitas. 

Así las cosas, los cerros orientales poco a poco mejoran y se van convirtiendo en lo que los abuelos conocieron, en esas frases que todos los capitalinos han oído alguna vez: “Yo me acuerdo cuando todo esto era verde, cuando era potrero”.

Publimetro

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