Todo el mundo sufre estrés en algún momento de su vida. La muerte de un ser querido, un cambio de trabajo e incluso cualquier responsabilidad cotidiana pueden desencadenar un periodo de estrés.
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Y aunque muchos estudios científicos avalan el estrés a corto plazo como un elemento clave en la sobrevivencia, a largo plazo las consecuencias que acarrea para el cuerpo pueden llegar a ser devastadoras si no le ponemos remedio.
Irritabilidad, ansiedad, depresión, dolores de cabeza e insomnio cuentan entre las consecuencias más citadas por los especialistas, todos ellos referidos a síntomas relacionados con el comportamiento o el estado mental.
Pero la adrenalina y el cortisol pueden también afectar y debilitar a distintos órganos o partes del cuerpo, explica el American Institute of Stress (AIS), una organización sin ánimo de lucro que ofrece información sobre el papel del estrés en la salud y la enfermedad.
"Hay una creciente evidencia de vínculos entre un mal manejo del estrés y las enfermedades físicas", afirma el doctor Daniel K. Hall-Flavin en la página web de la Clínica Mayo.
1. Sistema inmune
El torrente de hormonas que libera el estrés reduce la respuesta del cuerpo a los invasores exteriores. Virus, bacterias y demás agentes dañinos para la salud lo tienen más fácil para penetrar en nuestro cuerpo.