"El papa Francisco abre caminos, pero es necesario que seamos nosotras, las mujeres, las que los caminemos". Lucetta Scaraffia habla claro sobre la posición de las mujeres y sobre los retos a los que se enfrenta la Iglesia católica.
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L’Osservatore Romano, el periódico oficial del Vaticano, existe desde hace más de un siglo y medio, exactamente desde 1861. Pero, en sintonía con la Iglesia católica en general y la Santa Sede en particular, apenas ha prestado atención a las mujeres.
Al fin y al cabo la Iglesia siempre ha pecado de ser una institución profundamente machista que reserva a las mujeres un papel secundario, reduciéndolas en numerosos casos a la categoría de meras empleadas domésticas. Hasta que llegó ella, Lucetta Scaraffia.
Esta historiadora nacida en la localidad italiana de Turín en 1948, profesora de Historia Contemporánea en la Universidad romana de La Sapienza y colaboradora de numerosos medios de comunicación, puso en marcha hace ocho años una pequeña revolución en el Vaticano.
Le propuso a Benedicto XVI, quien por aquel entonces aún no había presentado su dimisión como Pontífice, sacar una vez al mes junto con L’Osservatore Romano una revista dedicada a las mujeres de la Iglesia.
Benedicto XVI le dijo que sí y, desde entonces, Scaraffia lleva las riendas de Donne Chiesa Mondo (Mujeres Iglesia Mundo), el suplemento mensual en clave femenina de L’Osservatore Romano.
"Mi objetivo al poner en marcha esa revista era dar voz a las mujeres de la Iglesia y hacer entender que las mujeres, que en la Iglesia parecen no existir, hacen sin embargo muchas cosas y tienen mucho que decir", asegura a BBC Mundo.