La fiscalía asegura que quería influir en la política estadounidense.
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El gobierno de Estados Unidos presentó cargos contra Maria Butina, una mujer rusa de 30 años detenida el pasado julio, por el delito de conspiración contra EE.UU.
Este jueves se declaró culpable.
Según las autoridades estadounidenses, Butina actuó como agente del Kremlin e intentó obtener acceso a organizaciones e individuos con influencia en la política estadounidense.
El gobierno ruso ha considerado el caso un "invento".
En una entrevista con la cadena CNN, la portavoz de la cancillería rusa Maria Zakharova aseguró que la joven había sido "torturada" bajo detención, sin aportar ninguna prueba.
Butina, que está a la espera de sentencia, es considerada una "prisionera política" por el gobierno ruso, señaló Zakharova.
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La noticia de su arresto se conoció horas después de que Trump se reuniera a puerta cerrada con su homólogo ruso, Vladimir Putin, en Helsinki, Finlandia, y días después de que el Departamento de Justicia procesara a 12 agentes de la inteligencia rusa por hackear a miembros del Partido Demócrata durante las elecciones de Estados Unidos de 2016.
"Mi clienta no es un agente"
En julio, cuando se produjo el arresto, su abogado, Robert Driscoll, consideró que los cargos eran "exagerados".
Driscoll afirmó entonces que su clienta "no es un agente" sino una simple estudiante de Relaciones Internacionales que busca "usar su diploma para perseguir una carrera en negocios".
No obstante, la versión de la propia acusada cambió esta semana.
La joven dio una nueva declaración bajo un acuerdo para colaborar con la fiscalía y admitió su culpabilidad.
La acusan de trabajar con un funcionario ruso y dos ciudadanos estadounidenses para infiltrarse en la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), un grupo cercano a políticos republicanos incluido el presidente Donald Trump, y así manipular la política de Washington hacia Moscú.
Los abogados de Butina identificaron previamente al funcionario ruso como Alexander Torshin, alto funcionario del banco central ruso afectado por las sanciones del Departamento del Tesoro estadounidense del pasado abril, informa la agencia Reuters.
Uno de los dos estadounidenses citados en el caso ha sido identificado por los medios locales como Paul Erickson, un activista político conservador que estaba saliendo con Butina.
En una declaración jurada, el agente especial del FBI, Kevin Helson, aseguró en julio que la misión de Butina era "explotar sus conexiones con personas en Estados Unidos que tuvieran influencia en la política estadounidense, con el objetivo de favorecer los intereses de Rusia".
Defensora de las armas
Butina es originaria de Siberia, donde era dueña de una tienda de muebles.
Se mudó a Estados Unidos con una visa estudiantil para estudiar una maestría en Relaciones Internacionales, en la American University de Washington.
Antes de llegar a Estados Unidos fundó en Rusia un grupo llamado "Derecho a Portar Armas".
Medios como The Washington Post han señalado la simpatía de la joven por las armas de fuego y sus vínculos con la NRA, la organización más poderosa de su tipo en Estados Unidos, que por años ha tenido una importante influencia en el gobierno de ese país.
Butina trabajó también como asistente del banquero ruso y exsenador Alexander Torshin, quien fue sancionado por el Departamento del Tesoro el pasado abril.
Torshin -quien es un viejo miembro de la NRA- y Butina asistieron juntos a la convención de la organización pro-armas a inicios de 2014.
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Pero su relación con miembros de la NRA se remonta a 2013, cuando acogió en Moscú a varias delegaciones de esta organización y otras simpatizantes con la industria de las armas de fuego.