Oficialmente la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) está cancelada. Pero las obras en el lecho de lo que fue el lago de Texcoco continúan.
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Es una consecuencia inesperada de la decisión más polémica, hasta ahora, del nuevo presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
Muchos se preguntan por qué sigue la construcción de la terminal aérea si el proyecto ya está cancelado.
La respuesta es que el nuevo gobierno aplica una estrategia financiera para contener una eventual cadena de juicios y demandas en tribunales internacionales.
Dos días después de que López Obrador asumió la presidencia del país, el pasado 1 de diciembre, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) emitió una oferta para comprar parte de los bonos de deuda con que se financió el proyecto del NAIM.
Se trata de documentos con valor de US$6.000 millones. En una primera etapa se pretende comprar bonos por US$1.800 millones.
En la siguiente parte, el objetivo será negociar un nuevo contrato con quienes compraron el resto de los bonos, dicen especialistas.