En un rincón de los Andes peruanos, Willka y Phaxsi son la vida que resiste al frío y a la soledad del Altiplano. Son el vestigio de una cultura y una lengua milenarias en peligro de extinción. El rostro de los ancianos abandonados que viven añorando una visita.
Vicente Catacora y Rosa Nina dan vida en el largometraje "Wiñaypacha" (Perú, 2018) a estos dos octogenarios que forman una pareja entrañable.
A los pies del majestuoso Allincapac, a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar, los protagonistas de este filme –el primero grabado íntegramente en aimara– sobreviven a las inclemencias del tiempo y la miseria, esperando que un viento les traiga de vuelta a su hijo emigrado.
Sol y Luna (sus nombres en la lengua ancestral) sufren, lloran, ríen y viven conectados a su amada Pachamama, la Madre Tierra.
El joven cineasta puneño Óscar Catacora, de 31 años, nos cuenta su historia. No le hacen falta música, ni movimientos de cámara, ni efectos especiales: 96 planos fijos bastan para componer una narrativa que conmueve y estremece.
Es su primera película y ya ha cosechado éxito: ganó en el Festival de Cine de Guadalajara (México) los premios a Mejor Director Joven, Mejor Ópera Prima y Mejor Fotografía, y será postulada por Perú a los Oscar y a los Goya como mejor película extranjera e iberoamericana de 2019.
BBC Mundo conversó con él en el marco del festival Hay Arequipa, que se celebra entre el 8 y el 11 de noviembre.
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