El Chelsea del siglo XXI es conocido por sus títulos, José Mourinho y su vínculo con una de las zonas más exclusivas y adineradas de Londres.
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Todo gracias a la llegada del multimillonario ruso Roman Abramovich en 2003, que transformó el club y en 15 años lo convirtió en el más exitoso del fútbol inglés.
Pero hay una parte del Chelsea que no ha cambiado desde el siglo pasado, la que representa un sector de su afición que a lo largo de la historia se enorgullece de ser reconocida como una de las más racistas y antisemitas de Inglaterra.
No es sorpresa que haya sido uno de los últimos clubs en contar con un jugador negro en su plantilla, Paul Canoville, en 1982, a quién le hicieron la vida imposible con insultos y expresiones denigrantes por el color de su piel sin importar que defendiera su camiseta.