Una tranquila mañana de un miércoles de principios de la década de 1980 en oficina de correo de la Reserva Federal de Estados Unidos en Washington D.C., los empleados estaban organizando las cosas habituales: cartas, facturas… y ataúdes repletos de llaves de autos.
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Sí, ataúdes llenos de llaves de autos.
Todo tenía que ver con las tasas de interés y un economista estadounidense de origen alemán llamado Paul Volcker, quien en ese momento era director de la que informalmente se conoce como "la Fed".
"La gente estaba protestando porque las altas tasas de interés les dificultaban tomar prestado dinero, comprar lo que pensaban que necesitaban, como un automóvil nuevo o un nuevo hogar", le explica a la BBC Bill Silber, del Stern School of Business de la Universidad de Nueva York, quien escribió una biografía de Paul Volcker.
"El público no podía pagar el 15% de interés en préstamos para automóviles, por eso los concesionarios empezaron a enviar ataúdes con las llaves de los automóviles sin vender, como símbolo de la muerte de su negocio".
Y no sólo ellos. Los constructores le enviaban tablones de madera con los que construían las casas que nadie podía comprar. Al parecer la Reserva Federal llegó a recibir 7.000 tablones.