Fue una de las peores matanzas en uno de los años más violentos de la llamada guerra contra el narcotráfico en México.
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Entre la noche del 21 y la madrugada del 22 de agosto de 2010, inmigrantes de Centro y Sudamérica que viajaban en dos autobuses por el municipio de San Fernando, en el estado de Tamaulipas, en el noreste del país, fueron secuestrados por hombres armados.
Posteriormente fueron trasladados a un área de ranchos abandonados donde fueron asesinados a tiros.
En el hecho, que llegó a conocerse en todo el mundo como la masacre de San Fernando, fueron ejecutados 72 individuos: 58 hombres y 14 mujeres, procedentes de Honduras, El Salvador, Guatemala, Ecuador y Brasil.
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Las primeras investigaciones indicaron que los inmigrantes habían sido secuestrados por el notorio grupo de Los Zetas, uno de los carteles más sanguinarios del país.
Y fueron acribillados después de que no pagaron el dinero que les exigían para dejarlos libres y tras negarse a trabajar para la organización criminal.
