Muchas veces los invitados de las bodas pueden generar roces, incluso críticas.
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Y que el presidente ruso, Vladimir Putin, asistiera a la ceremonia de matrimonio de la ministra de Asuntos Exteriores austríaca, Karin Kneissl, no fue la excepción.
Putin hizo una parada de camino a Alemania, donde se reunirá con la canciller Angela Merkel, para asistir a la boda en la provincia de Styria, en el sur de Austria.
Allí, el mandatario ruso llevó regalos y se dio el gusto de bailar con la novia.
Pero su presencia no cayó bien a los políticos de la oposición que acusaron a la ministra de perjudicar la política exterior de la Unión Europea invitando a Putin.