Desde el derribo de un avión civil en Ucrania hasta el envenenamiento de un exespía ruso en suelo británico o el hackeo electoral en Estados Unidos.
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El Departamento Central de Inteligencia ruso –Glávnoye Razvédyvatelnoye Upravlenie(GRU)- ha sido vinculado con algunas de las acciones más polémicas supuestamente perpetradas por Rusia en los últimos años.
La organización, que forma parte de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, y antes de la Unión Soviética, es uno de varios grupos autorizados para espiar para el gobierno ruso junto con otras agencias que sucedieron a la KGB.
La semana pasada, un gran jurado federal en Estados Unidos acusó a 12 miembros de la organización por supuestamente penetrar el servidor de correos del equipo de campaña de Hillary Clinton durante la carrera presidencial de 2016, que ganó Trump.
Todos son, según las investigaciones estadounidenses, miembros del GRU, la mayor agencia de inteligencia militar de Rusia.
El tema de la supuesta interferencia tomó relevancia otras vez esta semana durante el encuentro de Donald Trump y Vladimir Putin en Helsinki, Finlandia.
El mandatario ruso aseguró que buscará extraditar a los 12 rusos, aunque negó cualquier interferencia en las elecciones y alegó que no estaba "familiarizado" con el alcance completo del asunto de la detención de sus conciudadanos.
"No sé el alcance de la situación. El presidente Trump mencionó este tema. Lo investigaré", afirmó.