Apenas dos días antes de las elecciones presidenciales en México el próximo 1 de julio, se estrena en Estados Unidos "Sicario 2", una película con Benicio Del Toro, muchas explosiones y muertos centrada en la guerra contra los carteles de la droga del país latinoamericano.
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Pero aunque el éxito internacional de filmes como este demuestran que hay interés en ficción de ese tipo, el verdadero horror que vive México parece importar poco a nivel internacional. ¿Por qué?
"La violencia en México es realmente alarmante y la indiferencia hacia lo que acontece allí es muy grande de parte del resto del mundo", dice Oscar Arias, expresidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz en 1987 en conversación con BBC Mundo.
De hecho, el país sufre la peor ola de violencia de su historia, con 25.340 homicidios dolosos registrados el año pasado de acuerdo a cifras oficiales. Eso da una media de casi 70 por día.
Y desde que el gobierno inició en 2006 la llamada guerra contra el narco, más de 200.000 personas han muerto en México, buena parte de ellos debido al propio conflicto.
Y todo indica que la situación está empeorando.
Solo en el primer trimestre de este año hubo 6.557 homicidios en el país, según el recuento oficial. Esa cifra es un 13% superior a la registrada en el mismo período del año anterior.
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México descubre a sus muertos de las formas más crueles: colgando de puentes, disueltos en ácido, descuartizados…
Hay miles que ni siquiera son hallados: el gobierno admite la desaparición de 32.000 personas desde 2006.
Se ignora cuántas de esas desapariciones son obra de las propias autoridades o de particulares, pero la suma es 10 veces más que los 3.065 muertos o desaparecidos que oficialmente hubo en Chile bajo el gobierno de facto de Augusto Pinochet (1973-1990).
Además, la sangre tiñe la campaña electoral como nunca en la historia moderna mexicana, con 122 políticos asesinados desde septiembre hasta este jueves. Eso supone un aumento de más de 470% respecto al proceso electoral de 2015, según datos de la consultora Etellekt.
Esta realidad probablemente causaría una mayor indignación internacional si ocurriese en otro lado.
Pero parece que a México se lo ve con un prisma particular, como si solo se tratara de una película previsible e inevitable de Hollywood.
"Pasar la página"
No es esta la primera vez que México sufre una oleada de violencia interna que pasa inadvertida en el exterior.