"No exagero cuando digo que el suelo literalmente se movía. La cantidad de conejos era tan grande y tan gruesa que si caminabas por el campo tenías la sensación de que el prado estaba caminando".
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Así recuerda el granjero australiano Bill McDonald la invasión de conejos que azotó las zonas rurales de Australia a mediados del siglo pasado.
Llegó a haber miles de millones, que causaron enorme devastación al comerse todo el pasto, incluyendo las raíces, lo que afectó fuertemente al ganado y la agricultura.
Las autoridades australianas sólo lograron salir de la crisis con la ayuda de un virus identificado en Uruguay, que fue clave para la guerra biológica que se vieron obligadas a librar contra los pequeños animales.
Un efecto catastrófico inesperado
¿Cómo se produjo la plaga? Como suele pasar, fue sin querer.
Los conejos habían sido introducidos en Australia desde Europa a mediados del siglo XIX.
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Los llevaron por deporte, para la caza, pero no pasaría mucho tiempo antes de que la presa pasara de víctima a victimaria.
Los conejos de Australia se convirtieron en un ejemplo catastrófico de lo que puede ocurrir cuando una especie extranjera es introducida en un nuevo medio ambiente.
El programa de radio de la BBC Witness entrevistó a McDonald, quien nació en 1930 en Nueva Gales del Sur, en el sudeste de Australia.