Abrir un paraguas, martillar un clavo, inflar un globo y estallarlo, hacer una taza de café. Estos son algunos de los retos que han enfrentado cientos de estudiantes estadounidenses en el Concurso de Máquinas de Rube Goldberg durante los últimos 30 años.
PUBLICIDAD
Los desafíos no suenan muy… desafiantes, pero la clave está en el nombre —Rube Goldberg—, el cual indica que el reto es hacer una tarea sencilla de la manera más complicada que se les ocurra.
Aunque murió hace casi medio siglo (1883-1970), el caricaturista pervive en el imaginario de muchos, aunque no sean conscientes de ello, gracias a sus dibujos de invenciones.
En sus 72 años de vida profesional, el artista produjo más de 50.000 dibujos y miles de historietas, fue tan solicitado que le llegaron a pagar en 1922 US$200.000 por sus historietas (unos US$2,3 millones en la actualidad) y sus caricaturas políticas le valieron el Premio Pulitzer,
Pero fueron sus disparatados artilugios los que cautivaron al público general y lo convirtieron en un ícono cultural.
Y es que te divierten y reclaman tu atención pero esa no era su única intención.
Eran, y siguen siendo, una burla a la utopía tecnológica o, en sus propias palabras, "un símbolo de la capacidad del hombre para ejercer el máximo esfuerzo para lograr resultados mínimos".
Para la muestra, uno de los dibujos que forma parte de la exhibición "El arte de Rube Goldberg" del Museo Judío Contemporáneo (The CJM) de San Francisco, EE.UU.