"La era de la rivalidad entre grandes poderes ha vuelto".
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Las palabras utilizadas por el almirante estadounidense John Richardson, jefe de operaciones navales, no pudo dejarlo más claro: la situación global, en términos de seguridad, es cada vez "más complicada".
"Por eso es por lo que hoy, recuperaremos la Segunda Flota para enfrentar estos cambios, particularmente en el Atlántico norte", anunció el almirante el pasado viernes a bordo del portaaviones George H W Bush en Norfolk, en el estado de Virginia.
El almirante no hizo mención a ningún país en concreto, pero hizo referencia a la Estrategia de Defensa Nacional de Estados Unidos, publicada a principios de año.
Y entre las prioridades establecidas en ese documento, aparecen dos "rivales": China y Rusia.
En este caso, la reactivación de esta fuerza naval parece estar más enfocada a la segunda de estas potencias.
¿Una nueva batalla?
"El restablecimiento de la Segunda Flota es parte de una estrategia mayor para redirigir las fuerzas armadas estadounidenses en un mundo de gran rivalidad entre poderes y lejos de las campañas de lucha contra la insurgencia que (EE.UU.) llevó a cabo en las últimas décadas", explica el corresponsal de la BBC Jonathan Marcus, especializado en Defensa.
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En este caso, asegura Marcus, no hay duda alguna de que el objetivo es Rusia.
"Es una respuesta a su mayor actividad naval estos últimos años".