Ramsés Henao, el notario de Chigorodó, tiene nombre de faraón gracias a la curiosidad de su padre.
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"Era un hombre que leía mucho. Así que cuando nací yo decidió ponerme un nombre raro, Ramsés".
Raro, claro, si se considera que Chigorodó es un pueblo en el noroeste de Colombia, a unas 15 horas de viaje por carretera desde la capital, Bogotá.
"Y después cuando nació mi hermano, repitió la dosis y le puso Osiris", apunta.
Lo dice mientras le da la mano a una pareja joven, que ha venido a que le firme el registro civil de su bebé de 5 meses. Del cuello de Ramsés cuelga una cadena plateada y gruesa con un medallón en forma de cabeza de faraón como adorno.
Pero esto solo es un objeto de una vasta colección: su casa está repleta de motivos egipcios.
El plato de Tutankamón, varias cabezas de Osiris, Anubis y Horus, un cuadro enorme lleno de jeroglíficos y un bastón con forma de serpiente.
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Fotos de sus padres, esos que le eligieron el nombre que lo vincula para siempre al antiguo Egipto.
Y allí en medio, un cuadro de marco azul y grueso con una imagen del expresidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez.
"Cuando uno va tomando conciencia de su nombre, también va desarrollando una curiosidad por la cultura egipcia, que para mí se ha convertido casi en una pasión", relata el hombre, de 54 años.