La apuesta del Real Madrid por el costarricense Keylor Navas nunca ha terminado de convencer en la capital española.
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O por lo menos eso es lo que se percibe desde que el guardameta tico se enfundó los guantes por primera vez bajo la portería del estadio Santiago Bernabéu.
Navas no poseía el cartel de los grandes porteros de la época y su función era claramente la de ser el suplente de toda una leyenda del madridismo y de la selección española, Iker Casillas, quien había conquistado la histórica Champions League que el Real Madrid logró al vencer al Atlético de Madrid en la final de Lisboa.
Hubo quienes dudaron que estuviera capacitado incluso para esa función pese a haber sido una de las sensaciones del Mundial de Brasil 2014, clave en la histórica clasificación de Costa Rica a los cuartos de final, donde quedó eliminada en la definición por penales frente a Holanda.
Y pese a su gran temporada con el Levante, actuación que le valió ser elegido como el mejor portero de la Liga española.
Una estrella en segundo plano
El temor fue que su brillo fuera pasajero al haber sido tan sólo su primera temporada como titular en una de las grandes ligas del fútbol europeo y al desconocimiento que había sobre su carrera, pese a haber ganado seis títulos con el Deportivo Saprissa, además de la Copa de Campeones de la Concacaf en 2005.
No fue sorpresa que el fichaje de Navas, entonces de 25 años, quedó relegado a un segundo plano en comparación con las contrataciones del alemán Toni Kroos y, sobre todo, del colombiano James Rodríguez.