El 7 de octubre de 2008, un asteroide entró en la atmósfera de la Tierra y explotó a una altura de 37 kilómetros, sobre el desierto de Nubia en el norte de Sudán: traía diamantes.
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Un estudio de un equipo de la Escuela Politécnica Federal de la ciudad suiza de Lausana (EPFL) que publica la revista Nature Communications, concluye que la roca espacial era parte de un planeta perdido que existió en los albores del Sistema Solar.
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Se estima que el "protoplaneta" al que perteneció debe haber existido hace miles de millones de años, antes de que se partiera por una colisión. Era tan grande como Mercurio o Marte.
Los científicos sostienen que la presión necesaria para producir diamantes de ese tipo podría ocurrir solamente en un planeta de gran tamaño.
Caído del cielo
El asteroide, denominado 2008 TC3, tenía poco más de cuatro metros de diámetro.
Fueron recolectadas unas 50 piezas de esa roca, de un tamaño de entre 1 y 10 centímetros.
Los fragmentos son popularmente conocidos como partes del meteorito Alamata Sitta, término árabe que significa Estación Seis, por el nombre de una estación de tren cercana al lugar donde cayó.
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Utilizando tres tipos de microscopios, los investigadores caracterizaron el mineral y la cobertura química de la roca.
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Parte del material atrapado en los diamantes desde su formación sólo puede formarse a una presión superior a los 20 gigapascales, informaron los científicos.
Esas condiciones "sólo pueden lograrse en un gran cuerpo planetario", precisaron.
El origen de los planetas
El investigador Farhang Nabiei, de la EPFL, dijo que esos datos constituyen la "primera evidencia convincente de la existencia de un planeta tan grande", perteneciente a una primera generación que ha desaparecido.
Este hallazgo refuerza la teoría de que los planetas del actual Sistema Solar se forjaron con los restos de decenas de grandes "protoplanetas" o "planetas embrionarios".