Aunque muchos no lo saben, es común que peces, anfibios y reptiles tengan un tercer ojo.
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La próxima vez que veas una iguana, por ejemplo, fíjate en la parte de arriba de su cabeza, justo en el centro. Ahí verás un círculo de un color pálido, que precisamente no está pigmentado para permitir el paso de la luz.
Ese es lo que los herpetólogos, los científicos que estudian los reptiles, llaman el ojo pineal, más comúnmente conocido como el tercer ojo.
"Aún no sabemos exactamente qué hacen este tercer ojo", le dice a BBC Mundo Krister Smith, paleo-herpetólogo del Instituto Senckenberg, en Alemania.
De lo que sí están seguros los biólogos es que está relacionado con la detección de la luz, lo cual les ayuda a orientarse y a regular sus ciclos diarios, que dependen de si es de día o de noche.