"La partera me ignoró completamente, fue como si yo no hubiera estado allí".
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Alex Flowers, de Derbyshire, Inglaterra, le contó a la BBC los problemas físicos y mentales que sufrió después de "no haber estado en control" durante el nacimiento de su hija.
El punto más bajo, dice, fue 18 meses después del parto, cuando su mejor amiga la encontró sentada en el suelo de la cocina diciendo que quería morir.
En un sondeo realizado en Mumsnet, un sitio web para padres en Reino Unido, muy pocas madres sintieron que habían recibido "una atención médica grandiosa" para ciertos trastornos después del nacimiento.
Sólo 6% de las 1.224 mujeres encuestadas que habían sufrido trastornos del suelo pélvico o incontinencia como resultado de dar a luz se sentían "extremadamente satisfechas" con la atención que recibieron.
Y 34% de las mujeres que sufrieron un desgarro durante el parto o tuvieron cesárea sintieron que no tuvieron una atención o asesoría adecuadas en las primeras semanas después del nacimiento.
"El bebé se va a morir"
Alex explica cómo un cambio de turno en el hospital durante su largo trabajo de parto en noviembre de 2013 le provocó efectos a largo plazo tanto a ella como a su esposo.
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"Estaba progresando realmente bien con el parto pero desafortunadamente, la partera que me había estado atendiendo llegó al final de su turno y fue reemplazada por otra que, yo sentí, realmente no tenía ganas de estar allí y estaba ocupada con demasiados casos".
Después de que Alex llevara de parto 23 horas, comenzó a sentir que algo no estaba bien con los movimientos de su bebé.
Sin embargo, dice, la partera le estaba diciendo a su esposo: "No te preocupes, eso es normal en el trabajo de parto". Y a ella la ignoraba.
"Yo pensaba: ‘No tengo control aquí’ y todo lo que yo decía sobre que había algo mal con el bebé, ella chasqueaba la lengua y sacudía la cabeza y decía que era normal", asegura.
"Dos horas después de que había dicho que algo estaba mal, sujeté a mi esposo y le dije: ‘Si no me escuchas el bebé va a morir’", recuerda.
"Después de eso me revisaron y el corazón del bebé casi se había detenido. Entonces comenzó un ajetreo, alguien presionó el botón de pánico y todos comenzaron a correr.
"Como resultado, me dijeron que no había tiempo de que me dieran anestesia, pero yo ya me estaba dando por vencida y pensaba que iba a salir del hospital sin el bebé.
"Pensaba que la bebé ya estaba muerta y que ya era tarde para hacer algo. Incluso pensarlo ahora me rompe el corazón.
"Me tuvieron que hacer una episiotomía (incisión en la vulva) sin anestesia y después usar fórceps para extraer al bebé. Ella estaba bien, pero yo quedé muy dañada y perdí sangre y me enviaron a mi casa al día siguiente, a pesar de que me había suturado mal y me habían dejado parte de la placenta adentro".