Dejó de ser la campeona del mundo por, según dijo, defender sus principios.
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Y ahora ha vuelto a lo grande.
La ucraniana Anna Muzychuk renunció a competir en Arabia Saudita el pasado diciembre cuando supo que la Federación Internacional de Ajedrez se disponía a organizar el campeonato del mundo de su especialidad en ese país.
No estaba dispuesta a que la obligaran a cubrirse por completo ni a que no la dejaran ir ningún sitio si no era acompañada por un hombre.
"Empecé a informarme sobre la situación y en todas partes encontré que allí los derechos de las mujeres se violan a diario. Llegué a la conclusión de que era inaceptable participar en esas condiciones", cuenta en conversación con BBC Mundo.
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Aquello le costó perder sus títulos de campeona del mundo de ajedrez en las modalidades de partida relámpago (en la que cada jugador tiene un máximo inferior a 10 minutos para completar todos los movimientos) y rápido (cada jugador cuenta con un tiempo preestablecido de entre 10 y 60 minutos), que había conquistado un año antes.
También se quedó sin el generoso premio de US$2 millones para la ganadora ofrecido por los promotores sauditas, muy superior al de ediciones anteriores.
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"Fue una decisión muy dura. Sabía que si no acudía perdería mucho dinero y mis títulos, pero decidí mantener mi postura en defensa de los derechos de las mujeres".
Cuatro meses después, esta joven de 28 años da charlas en pro de la igualdad y se ha convertido en imagen de la lucha contra la discriminación.
Y en campeona de nuevo.
En el campeonato de Europa celebrado en Tiblisi, Georgia, el pasado fin de semana, Muzychuk se impuso en la modalidad relámpago.
En la partida rápida se quedó a las puertas del título.
"Estoy muy contenta por el resultado", señala.
Para ella, la buena noticia es volver a disfrutar del ajedrez al más alto nivel, del que espera no volver a apartarse.
"Hice lo correcto"
A la pregunta de si volvería a tomar una decisión igual, responde: "Nunca me he arrepentido. Creo que fue lo correcto".
"No tengo nada en contra de ese país. Cuando las mujeres se sientan cómodas, estaré encantada de jugar al ajedrez allí".
Muzychuk no estuvo ni está sola.
El post que publicó en Facebook comunicando su renuncia a acudir al Mundial obtuvo más de 177.000 "me gusta" y se compartió más de 77.000 veces.
Destacados ajedrecistas hombres, como el campeón estadounidense Hikaru Nakamura, habían decidido también boicotear el campeonato por la situación de los derechos humanos allí.
Entre las que siguió el ejemplo estuvo su hermana Mariya.
Anna y Mariya son la única pareja de hermanas que han sido campeonas del mundo de ajedrez.
Hubo otras jugadoras que sí participaron. "No las culpo", dice Muzychuk.
El torneo en Arabia Saudita, oficialmente denominado Campeonato del Rey Salmán, se interpretó como uno más de los intentos de las autoridades del país de modernizar su imagen y abrirlo al exterior.
En él imperan leyes tradicionales islámicas que condenan la homosexualidad y otras prácticas toleradas en muchos países occidentales.
El propio juego del ajedrez ha sido objeto de polémica allí, después de que destacados líderes religiosos lo hayan condenado.
El gran muftí del país decretó en una fatua de 2016 que el ajedrez es "una pérdida de tiempo y dinero", y censuró que favorece las apuestas.
Las autoridades sauditas relajaron sus exigencias respecto al atuendo de las participantes ante las peticiones de la Federación Internacional de Ajedrez.
Va por Karpov
Cuando informó de que no competiría en Riad, Muzychuk prometió que ella y su hermana volverían a la élite.
Su reciente título europeo muestra que está cumpliendo su promesa y ya se plantea otros desafíos.
Es de las ajedrecistas que participan en los torneos abiertos, competiciones en las que se miden hombres y mujeres, y acude habitualmente al exigente torneo de Gibraltar, territorio británico en la Península Ibérica.
Los hombres siguen copando los puestos más altos en el ranking mundial del ajedrez. Muzychuk lo achaca a "su mayor capacidad de resistencia y a que tradicionalmente se ha considerado el ajedrez como un juego masculino".
"Aprendo mucho de esas partidas y eso me ayuda a mejorar mi nivel. Es muy importante jugar contra rivales fuertes".