Cada fósil es un pequeño milagro. Como señala el autor Bill Bryson en su libro "Una breve historia casi todo", se estima que sólo uno de cada 1.000 millones de huesos se fosiliza.
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Según ese cálculo, el legado fósil que dejarán las 320 millones de personas que viven hoy en los Estados Unidos equivaldrá a aproximadamente 60 huesos, o poco más de la cuarta parte de un esqueleto humano.
Y esa es sólo la posibilidad de acabar siendo un fósil, ya que no está garantizado.
Este puñado de huesos puede terminar enterrado en cualquier parte de los 9,8 millones de kilómetros cuadrados que componen el país norteamericano.
Las probabilidades de que alguien los encuentre en el futuro son casi inexistentes.
La fosilización es tan poco probable que los científicos estiman que menos de una décima parte del 1% de todas las especies animales que alguna vez existieron llegaron a volverse fósiles.
Y que aún menos fueron halladas.
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Al ser humanos, tenemos un par de cosas a nuestro favor: esqueletos duros y relativamente grandes.
Así que tenemos más posibilidades que una medusa o un gusano.
Aunque incrementar las probabilidades de éxito puede estar en nuestras manos.
Para responder a la pregunta de cómo convertirse en un fósil, la BBC habló con algunos de los principales tafonomistas del mundo.
La tafonomía es el estudio del entierro, la descomposición y la preservación.