"¿Compraría un carro usado a este hombre?".
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Gracias a este epígrafe debajo del retrato caricaturizado de Richard Nixon, un joven e inexperto John F. Kennedy derrotó en 1960 a quien había pasado los últimos ocho años en la Casa Blanca y se hizo con la presidencia de EE.UU.
¿Qué pasaría si esa misma pregunta se hiciera hoy en Italia, a pocos días de unas elecciones legislativas, y en vez de la cara desencajada de Nixon apareciera la sonrisa de Silvio Berlusconi?
Según los últimos sondeos publicados, los habitantes del país transalpino no sólo le comprarían un carro usado al que fuera primer ministro sino que entregarían al grupo de partidos que él representa (Forza Italia, Liga Norte, Fratelli d’Italia, Noi con l’Italia) las llaves del gobierno.
Por cuarta vez en los últimos 24 años.
Y eso a pesar de sus condenas por fraude fiscal —que, de hecho, le inhabilitan para ser candidato hasta 2019—, sus juicios pendientes por corrupción, los señalamientos de que tiene relaciones con la mafia siciliana, sus comentarios machistas e incluso la preocupación que genera en las cancillerías europeas.
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De hecho, a más de un tercio de la población italiana todo esto no parece importarle.
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Las encuestas estiman para la coalición de centro-derecha, guiada por el magnate de las telecomunicaciones, un 37% de consenso, mientras que la de centro-izquierda se quedaría en un 27,5% y el Movimiento 5 Estrellas —fundado por el humorista Beppe Grillo— tendría el 27% de los votos.