Según la leyenda, en Hardangervidda, donde estaba el lugar al que tenían que llegar, la temperatura baja tanto y tan rápido que hasta las llamas de las hogueras se congelan.
Ellos lo sabían pues queda en Noruega, su país natal, del que se habían tenido que marchar luego de que los nazis lo ocuparan en abril de 1940.
Su misión era entrar para atacar desde dentro a Vemork, en ese entonces la planta de energía hidroeléctrica más grande del mundo, que no sólo era remota, sino una fortaleza natural.
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Construida al borde de un profundo desfiladero, conocido como "la garganta inescalable", el único acceso era un puente de suspensión de una sola vía que estaba constantemente patrullado. Las colinas que la rodeaban estaban repletas de minas y trampas explosivas.