Facebook se saltó sus propias normas en un proyecto piloto para "desradicalizar" extremistas a través de Messenger, su plataforma de mensajería.
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Decenas de personas que publicaron contenido extremista islámico y de extrema derecha en Reino Unido fueron identificadas y contactadas mediante perfiles falsos.
El objetivo: intentar hacerles cambiar de opinión usando los mismos métodos de reclutamiento que usan los extremistas.
De las 569 personas contactadas, 76 intercambiaron una conversación de cinco o más mensajes. Y ocho de ellas mostraron señales de impacto positivo, según investigadores del Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD, por sus siglas en inglés), una organización con sede en Londres que busca combatir el extremismo violento y que está detrás de este proyecto financiado en su totalidad por Facebook.
La polémica reside en que algunos activistas que apoyan la privacidad consideran que este sistema supone una vigilancia injustificada por parte de la red social hacia sus usuarios.
Instituciones de todo el mundo llevan meses (y años) instando a las empresas tecnológicas a tomar más medidas para combatir el extremismo, después de varios casos de personas que fueron radicalizadas en internet.
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Investigadores del ISD le dijeron a la BBC que usaron un software para escanear las páginas de Facebook de grupos radicales islamistas y de extrema derecha.
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Una vez terminada esa fase, buscaron manualmente en esos perfiles diferentes ejemplos de lenguaje violento, deshumanizante y que incitara al odio.
Pero, ¿quién estaba detrás de esas cuentas falsas?
Sobrevivientes de terrorismo
Participaron un total de 11 "proveedores de intervención" —extremistas arrepentidos, sobrevivientes de terrorismo o terapeutas formados— a quienes pagaron unos US$34 la hora en una jornada de trabajo de ocho horas semanales.
Uno de ellos es Colin Bidwell, quien sobrevivió al ataque de Túnez en 2015 en el que murieron al menos 38 personas cuando un hombre armado irrumpió en dos hoteles de Susa.