Era un edificio viejo, condenado a ser demolido y que gracias a la creatividad de los artistas callejeros se convirtió en la "capilla sixtina" del grafiti.
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Se llamaba 5Pointz y estaba ubicado en el distrito de Queens, en Nueva York.
Sin embargo, el edificio -que era un lugar emblemático para los artistas urbanos en Estados Unidos- fue pintado en 2013.
Las obras de los grafiteros desaparecieron bajo una capa blanca de pintura.
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Y poco después, el templo grafitero fue demolido para dar paso a un complejo inmobiliario con un valor cercano a los US$400 millones.
Los artistas que habían pintado sus muros por años vieron como su trabajo -su arte- también había sido destruido.
Pero no se quedaron con los brazos cruzados. Esta semana un juzgado de Brooklyn les dio la razón y ordenó una indemnización de US$6,7 millones para cerca de 21 artistas callejeros.