"Si no fuéramos conscientes, nada en nuestras vidas tendría sentido o valor".
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Así de radical es el filósofo australiano David Chalmers al abordar un problema que incomoda a los científicos y divide a los filósofos: la conciencia.
"La conciencia es una de las verdades fundamentales de la existencia del ser humano. Cada uno de nosotros es consciente", dijo en el marco de una charla TED, el codirector del Centro para la Mente, el Cerebro y la Conciencia de la Universidad de Nueva York.
"No hay nada que conozcamos más directamente (…), pero al mismo tiempo es el fenómeno más misterioso del Universo", agregó.
El primer inconveniente surge por lo ambiguo que es el término.
Por ello, en 1995 Chalmers acuñó la idea de que existe un problema "fácil" y uno "difícil" vinculados a la conciencia.
El "fácil" es aquel que puede ser explicado científicamente con las nociones y herramientas que disponemos.
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En este sentido, la conciencia es la "habilidad de discriminar, categorizar y reaccionar a estímulos ambientales (…), de fijar la atención, de controlar el comportamiento de forma deliberada, de diferenciar entre estar despierto y dormido", enumeró Chalmers en aquel famoso ensayo.
El problema "difícil" es la experiencia: "Cuando pensamos y percibimos, hay un ejercicio de procesamiento de información, pero también hay un aspecto subjetivo".
La ciencia puede explicar cómo el ojo ve o mapear qué zona del cerebro procesa el dolor, pero no puede detectar la experiencia en sí misma: cómo alguien en concreto percibe el color rojo o qué siente al darse un golpe fuerte en la rodilla.
Para buscar soluciones a este problema se necesitan ideas radicales que, aunque parezcan un contrasentido (o directamente un sin sentido), puedan explicar este misterio.
Es allí donde entra el panpsiquismo.
Una conciencia de piedra
En el sentido literal del término, el panpsiquismo es la idea de que todo ("pan" en griego) tiene conciencia o alma ("psyche"), desde una roca hasta una casa.
La conciencia, por ende, no sería un rasgo exclusivo del ser humano.
Esto no quiere decir que la piedra sienta cuando uno la patea o la casa abandonada piensa en aquellos tiempos en que estuvo habitada.