Estados Unidos se acerca a la cabeza en la carrera por el dominio del mercado global del petróleo.
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Según las últimas previsiones de la Agencia Internacional de la Energía, la producción estadounidense alcanzará este año la cifra récord de 10 millones de barriles de crudo diarios.
Así, se calcula que la potencia norteamericana desbancará este año a Arabia Saudita de la posición de liderazgo que ostenta con un 13,5% de la producción mundial.
Su empuje, fomentado por el apoyo a las exportaciones del gobierno de Donald Trump, es un problema también para Rusia, el tercero en esta reñida competición.
El avance estadounidense también tendrá consecuencias en el mercado del crudo, así como repercusiones geopolíticas y económicas en diferentes áreas del planeta.
Te presentamos cinco consecuencias derivadas de que EE.UU. se convierta en el mayor productor de petróleo del mundo:
1. El fin de la guerra de precios de Arabia Saudita y la OPEP
Para la gran petromonarquía del Golfo Pérsico, verse superada por su aliado pero también competidor EE.UU. supone la constatación de los daños colaterales de su tradicional política de control de precios.
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Principal actor en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Riad la utilizó tradicionalmente controlar los precios en el mercado aumentando o reduciendo la oferta a su conveniencia.
Pero en los últimos años, la aparición de técnicas como el fracturado hidráulico de la roca, o fracking, y el incremento exponencial de la producción estadounidense restaron efectividad a esta estrategia.