La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca hace casi un año convirtió la frontera entre Estados Unidos y Canadá en una zona caliente.
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El discurso antiinmigración que el mandatario mantuvo durante la campaña electoral, así como algunas de las medidas concretas que ha tomado desde la presidencia, como el llamado veto migratorio para prohibir la entrada a EE.UU. de ciudadanos procedentes de países mayoritariamente musulmanes, han llevado a muchos extranjeros en territorio estadounidense a buscar nuevos horizontes en Canadá.
Entre enero y noviembre del año pasado más de 18.000 personas cruzaron ilegalmente la frontera desde Estados Unidos hacia Canadá para pedir estatus de refugiados.
Muchos de ellos eran haitianos que se movilizaron tras la decisión de Trump de poner fin al programa de Estatus de Protección Temporal (TPS, por su sigla en inglés), que desde 2010 había permitido a unos 50.000 haitianos residir en Estados Unidos tras el devastador terremoto que golpeó su país en 2010.
Ahora, las autoridades canadienses temen que el anuncio de la Casa Blanca sobre el fin del TPS que desde hace casi dos décadas amparaba en Estados Unidos a unos 200.000 salvadoreños, impulse a muchos de estos a intentar cruzar hacia el norte.