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Cómo un asesino escocés llamado John Law llevó a la Francia del siglo XVIII al borde de la bancarrota

Cuando el Rey Sol, Luis XIV, murió en 1715, dejó al país con una deuda enorme. Se necesitaba un plan audaz y efectivo, y el duque de Orleans, quien gobernaba pues el nuevo rey era un niño, sabía quién lo tenía: su amigo John Law, así que lo llamó para que los sacara del hoyo. E hizo historia.

En 1720, John Law tuvo la suerte de poder escapar vivo de París. La muchedumbre clamaba sangre. Su sangre. Logró huir con un exquisito diamante, el último remanente de su enorme fortuna.

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No era la primera vez que Law se veía obligado a dejar una ciudad para salvar su vida. En 1697, a los 26 años, huyó de Londres.

Había estado coqueteando con la futura condesa de Orkney. Su esposo lo desafió a un duelo. Law ganó, es decir que mató al esposo, y por ello lo sentenciaron a muerte. Se salvó escapándose de la cárcel.

Law era un matemático brillante que entendía la nueva ciencia de la probabilidad. También era un tahúr y usaba esos conocimientos en beneficio de su hábito de juego.

No obstante, sufrió algunas pérdidas drásticas. Había tenido que hipotecar su propiedad familiar en Escocia para pagar sus deudas de juego. Y, por no poder pagar, fue expulsado de Venecia, Génova y París.

Pero antes de tener que dejar la última ciudad, su excepcional encanto y sorprendentemente original forma de pensar llamaron la atención de Philippe d’Orléans, un joven que estaba destinado a gobernar Francia, con quien forjó una amistad.

 Philippe II, duque de Orleans
Philippe II, duque de Orleans, sería más tarde regente de Francia. (Retrato hecho por Jean Baptiste Santerre).

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