"En una tarde nevada de París en 2008, Travis Kalanick y Garrett Camp tuvieron problemas para conseguir un taxi. Así que se les ocurrió una idea simple: tocar un botón para llamar a un auto.
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Lo que comenzó como una app para pedir autos negros premium en algunas áreas metropolitanas, ahora está cambiando cómo se mueve el mundo".
Así comienza la historia sobre cómo arrancó el viaje de Uber, según explican los creadores en su sitio web. Sin embargo, una decisión que acaba de dictaminar el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) cambiará para siempre el modelo de negocio que Kalanick -ahora ex director ejecutivo- y Camp crearon en su día.
El organismo europeo sentenció este miércoles que la compañía estadounidense será considerada a partir de ahora una empresa de transporte, y no un servicio digital.
La justicia dio la razón a la asociación de taxistas que llevó el caso a un tribunal de Barcelona y que mantenía desde 2014 una batalla legal contra la aplicación de transporte compartido.
Las protestas, sin embargo, se dieron en todo el mundo -algunas más violentas y ruidosas que otras- desde que se lanzó la controversial aplicación, que opera en 632 ciudades de todo el mundo.